domingo, 15 de mayo de 2016

LA FÁBULA: ASPECTOS FUNDAMENTALES.

Estandarte de UR: El Panel de la Paz (SUMERIA). 2600 a.C. (Colecciones del museo Británico).

INTRODUCCIÓN:

El presente artículo aborda los aspectos esenciales sobre la fábula. Ha sido confeccionado teniendo como base  el Ensayo inédito: Meditaciones sobre la Fábula (1996-2010) de Nicolás Masías Sosa.
Aborda veinte aspectos: desde el origen de la fábula hasta las reflexiones sobre la fábula en la época actual y su vigencia.
Por cuestiones de espacio y de método todos los puntos han sido sintetizados y ordenados para su mejor comprensión y con un lenguaje asequible a cualquier lector curioso.
He dejado de lado un punto, el referente a los Maestros de la fábula. Punto que abordaré en otra ocasión.
Por cuanto los aspectos que se tratan son numerosos los publicaré en tres partes.

LA FÁBULA: ASPECTOS FUNDAMENTALES:

 I.- Origen de la fábula.
II.- La Personificación de los elementos de la naturaleza en la fábula.
III.- Concepción, ideología o pensamiento de la Fábula.
IV.- La Oralidad y la fábula.
V.-  La fábula mesopotámica. La fábula sumeria.
VI.- El personaje Esopo y la fábula.
VII.- Colecciones de fábulas más antiguas.
VIII.- El Panchatantra: Fábulas antiguas indias.
IX.-   Etimología y Preceptiva de la fábula.
X.-    La fábula animal.
 XI.   Definición de la fábula.
XII.-  La fábula como alegoría.
XIII.- La estructura de la fábula.
XIV.- Temas Fabulísticos.
XV.-  Elementos de la fábula.
XVI.-   Tipos de fábulas.
XVII.-  Clases de fábulas.
XVIII.- Otras clasificaciones de la fábula.
XIX.-   Características del estilo fabulístico.
XX.-   Reflexiones sobre la fábula en la época actual y su vigencia.


I.- Origen de la fábula.

"Gran sala de polícromos de Altamira, publicado por M. Sanz de Sautola en 1880" (Arte Rupestre: 15000 a.C.)

“El origen de las fábulas, como acontece en general con todas las obras humanas, se halla envuelto en la más densa oscuridad.
Medio eficacísimo, sin duda, de insinuar ciertas verdades en el ánimo hubo de emplearse con fruto en las edades primitivas.” (1).
EL origen de la fábula se pierde en la noche del tiempo. Y nace con el homo sapiens, el hombre pensante. El hombre aprende a fabular cuando  aprende a pensar y en consecuencia aprende a imaginar, aprende a crear.
El hombre pensante se relaciona con otros hombres y también con la naturaleza, conoce a sus semejantes y va conociendo al mundo que lo rodea. Va conociendo la bondad del aire, del sol, del agua y de todos los elementos inmediatos para su existencia. Va conociendo los animales benignos y los peligrosos; a los frutos buenos y los nocivos, en ese mundo salvaje.
En ese fantástico mundo lleno de peligros: el sol, la luna, las estrellas, las constelaciones, el rayo, el trueno,…  son para el homo sapiens  primitivo, dioses de los cielos. El mar, los ríos, los lagos, la selva… son para el homo sapiens primitivo dioses de la tierra. Ciertos animales extraordinarios como el elefante, el rinoceronte, el león, el buitre, la vaca, el camello, el jaguar, el cóndor,… son animales sagrados.
El homo sapiens primitivo sueña con este mundo y empieza a fabular en un sentido muy amplio. Sus primeras fabulaciones habrían sido cósmicas o divinas  para tratar de conocer aquel mundo desconocido y darle una interpretación.
En dimensiones amplias en el tiempo nacieron  la música rítmica, la pintura (2), la cerámica, la arquitectura, …; y por otro lado,  nacen entremezcladas  otras manifestaciones artísticas, que milenios más tarde, con la actual civilización, se han clasificado como mitos, danzas, poesía, canto, fábula,… Todas ellas en su vertiente más primitiva, que con el transcurrir del tiempo se irán definiendo y tomando su propia personalidad.
Una prueba evidente de que muchos géneros nacieron entremezclados son las tablillas sumerias (3500 a.C.-1750 a.C.), que al descifrar su contenido hay mezclados proverbios, anécdotas, símiles, fábulas, etc., lo que los estudiosos han denominado Literatura Sapiencial.
“Los hombres de letras sumerios no se limitaron a introducir en sus múltiples compilaciones una gran serie de proverbios y dichos (máximas, verismos, adagios, juegos de palabras y paradojas), sino que también introdujeron fábulas. La fábula sumeria se halla muy cerca de la fábula esópica…”  (3).
Volviendo al origen, estamos todavía en tiempos muy remotos, el lenguaje del hombre es muy rudimentario, estamos muy lejos del invento de las primeras escrituras, la principal vía de comunicación es el lenguaje oral y el corporal-gestual.


II.- LA PERSONIFICACIÓN DE LOS ELEMENTOS DE LA NATURALEZA EN EL ORIGEN DE LA FÁBULA.


Pintura rupestre de la roca de los moros o cuevas del Gogul (6000 a.C. 10000 a.C.)

El homo sapiens  al contemplar la naturaleza  iba aprendiendo, no sólo a convivir con ella, sino a dialogar con ella como si fuera un ser de carne y hueso, es decir, va a personificarla. Así personificará y endiosará a las fuerzas vivas de la naturaleza como el sol, la luna, el rayo, el trueno. Por eso hemos dicho que las primeras fabulaciones del homo sapiens primitivo habrían sido cósmicas o divinas por la impresión que habrían causado aquellas fuerzas colosales. Personificará y endiosará así mismo a ciertos animales extraordinarios. En algunos territorios de África endiosará al caimán, la serpiente, la tortuga, al tigre, al león, al gato, a la pantera. En algunos lugares de Asia a la vaca, al gato, al elefante. En algunas partes de América a la llama, al cóndor, al jaguar, al puma.
La personificación o humanización de los elementos de la naturaleza y en especial de los animales es un aspecto de gran trascendencia en el nacimiento de la fábula y de otras manifestaciones artísticas.
“... toda la ficción animal, por ejemplo la fábula, además del sentido de hacer inteligible la conducta humana viéndola como una “naturaleza” animal, como una pauta fija y predeterminada, significa la “elevación” del animal al nivel de lo humano. El ascenso de un peldaño hacia una “verosímil” hominización.” (4).
Al personificar a un animal habrá un interlocutor válido, habrá un “yo” y un “tú” y se podrá conversar con un animal como si se tratara  de un ser humano. Lo mismo si se personifica a un cerro, a un lago, a un árbol.
En la actualidad hay culturas en el mundo, que por ejemplo, al enfermar un hombre, se abraza a un árbol y le dice: “hermanito ayúdame.” Esta personificación o humanización, que hoy en literatura se llama prosopopeya, es antiquísima. Y fue la fábula quien la desarrolló más que otros géneros.
¿Por qué el hombre para fabular escogió determinados animales?
Porque los animales se parecen al hombre, más que los minerales y vegetales,  porque en su evolución están más cerca del hombre, se mueven, tienen vida y tienen características físicas y psicológicas parecidas a las humanas.
“Desde los albores de la cultura humana, el homo sapiens tuvo muy claro que el otro que la naturaleza le había puesto enfrente como polo simétrico, complementario e inclusivo era el animal, y que en la otredad de lo animal estaba también de algún modo contenido su propio yo también animal. Los requisitos de semejanza y de diferencia que se precisan para que un yo encuentre su otro se cumplían a la perfección en el caso de ambos:  el hombre es, por un lado, hombre, pero también es animal. La misma relación polar no podría haberse establecido en el caso de las plantas, pues el hombre no es planta y no podría por eso convertirse en polo simétrico y al mismo tiempo inclusivo de ninguna relación de un yo humano con su otro vegetal… El hombre y el animal son el yo y el otro más antiguos y primordiales que han existido, porque las relaciones de otredad que mantienen entre sí son relaciones que vinculan a dos especies, es decir, a las categorías más amplias y generales de seres vivos que es posible clasificar.” (5).

Los artistas primitivos para hacer sus fabulaciones escogieron animales característicos, que más le llamaban su atención, los que tenían esos rasgos físicos y psicológicos comparables a los humanos. Así verán en:
El León: su realeza, su fuerza, su agresividad.
El Lobo: su ferocidad, su estrategia, su voracidad.
El Zorro: su astucia, su fanfarronería, su zalamería, su vivacidad.
El Cordero: su inocencia, su bondad, su ingenuidad.
El Perro: su nobleza, su amistad, su fidelidad.
La Hormiga: su aprovisionamiento, su laboriosidad, su tenacidad.
El Elefante: su memoria, su mansedumbre, su sabiduría.
El Burro: su docilidad, su nobleza; para otros su “torpeza.”
La Tortuga: su sabiduría, su mansedumbre, su longevidad.
La Lechuza: su rareza, su sabiduría, su misterio, su enigma.
El Cóndor: su nobleza, su grandiosidad, su divinidad.

El Cuy: su astucia, su inteligencia, su valentía.


III.- CONCEPCIÓN, IDEOLOGÍA O PENSAMIENTO DE LA FÁBULA.



Hay una ideología, un pensamiento propio de la fábula, que se ha venido forjando desde tiempos inmemoriales, que está en concordancia con el avance del pensamiento del hombre. Podemos afirmar que la fábula representa el modo de pensar de cierta parte de la sociedad en un tiempo determinado. Pueden representar un pensamiento mayoritario o también, minoritario. Las fábulas sumerias, las más antiguas hasta hoy, que tenemos conocimiento, representan un pensamiento práctico y desigual del hombre, por un lado, y por el otro, la tremenda carga religiosa de aquella sociedad.
Hay principios generales positivos que ha generado el hombre antes de que aparezcan las religiones y las filosofías, principios como la solidaridad, la justicia, la equidad, el amor, la generosidad, la piedad…, que más tarde fueron apropiados por las religiones y las escuelas filosóficas. Principios que el hombre los ha forjado a lo largo de su historia en su batallar constante con la naturaleza, con la vida, con la tribu, con la comunidad, y con el propio hombre.
En la fábula sumeria de Los diez lobos encontramos la prepotencia y maldad del poderoso: “Diez lobos mataron a diez corderos, y el lobo más rapaz se queda con nueve corderos y les entrega a los nueve lobos sólo un cordero.” Significa, también, que en un mundo lleno de desigualdades, el más humilde sufre las más horrendas consecuencias.
Esta fábula sumeria creada más de mil años antes de la posible existencia de Esopo, tiene el mismo pensamiento, que la fábula: El león, el asno y la zorra (“La parte del León”).  Esta fábula atribuida a Esopo, cuenta que:
“El león, el asno y la zorra, una vez que hicieron comandita, salieron de caza. Como cobraron muchas piezas, el león mandó al asno que les hiciera el reparto. Éste hizo tres partes y les invitó a escoger, el león indignado dio un salto y lo destrozo, luego mandó a la zorra hacer el reparto. Ésta reunió todo en una parte y dejándose un poco para ella invitó al león a escoger. El león le preguntó quién le había enseñado a repartir así, la zorra contestó: “La desgracia del asno.”
La fábula muestra que los hombres se vuelven comedidos ante el infortunio de los vecinos.” (6).

En el primer siglo de nuestra era el Maestro Fedro, que desarrolló la fábula esópica tuvo un pensamiento claramente a favor de los débiles y sus fábulas, aparte de su valor literario, muestran un pensamiento revolucionario, aunque minoritario para la época.
Así pues, la fábula, quizá más que otros géneros está más ideologizada en menor o mayor medida, como es lógico, expresa el pensamiento del fabulista, que escribe con cierta intencionalidad.
¿Cómo entronca la ideología o el pensamiento de la fábula en una fábula concreta?
Entronca con las ideas que representa o encarna aquella fábula.
La fábula Sumeria (3500 a.C.- 1750 a. C.) en su mayoría ilustran la manera cómo pensaban los miembros de aquella sociedad desigual de ricos y pobres y fuertemente religiosa. Pero, también, ilustran aspectos de justicia y  la solidaridad entre los hombres. Ilustran la inteligencia y la astucia del débil, que no siempre pierde ante el poderoso.
Casi lo mismo podemos decir de la fábulas indias del Panchatantra, también representan un pensamiento clasista de una sociedad basada en las castas. Por otro lado, ilustran un espíritu de ética y moral elevada del hombre por la fuerte  influencia de la religión-filosofía védica y de la religión-filosofía budista.
La fábula esópica representa un pensamiento clasista influenciada por las doctrinas filosóficas de los cínicos y de los epicuros.
Las antiguas fábulas chinas están influenciadas por el pensamiento de la antigua sabiduría china y la filosofía antigua china.

Quisiera resaltar las fábulas de Fedro (siglo I.) en la Roma imperial. Su pensamiento es claramente a favor de los débiles, de los necesitados, su voz es valiente, solitaria y revolucionaria.
“La perspectiva ética de Fedro es eminentemente sapiencial. El individuo sollers  (“agudo”), que él describe sobre todo del personaje Esopo, es su ideal de hombre y en él hallamos plasmados muchos de los principios éticos que el fabulista formula en su obra: el aspirante a sollers debe aprender de la experiencia, ejercitar su talento, conocer su naturaleza y adecuarse a ella, rechazar la jactancia y la vanidad, despreciar las riquezas, buscar la utilidad, no dejarse engañar por las apariencias y mantener siempre una actitud desconfiada. El hombre virtuoso que propugna Fedro posee uno de los rasgos del sabio cínico, pero tiene como característica fundamental su apego al mundo real y un cierto talante humanitario, ajeno al doctrinario de aquella escuela, que le lleva a admitir la existencia de la maldad en el mundo y a reconocer lo difícil que resulta el triunfo de la verdad en él. Su lucha desesperada contra el improbus expresa su convicción de que ni siquiera el sabio puede sobreponerse a una maldad que tiene como arma predilecta la mentira. Con todo, esa lucha contra el malvado revela un cierto optimismo en el ser humano; el fabulista no se conforma con el “sálvese quien pueda” de la antigua moral esópica y, tanto en su declaración de venganza contra el que obra mal como en su certeza de que al final la verdad se impone, mientras los rasgos del moralista convencido de la bondad natural del hombre.
No obstante, el triunfo “permanentemente momentáneo” de la mentira acarrea la injusticia y ésta provoca a su vez la desigualdad social entre humildes y poderosos; contra ella Fedro se manifiesta en numerosos apólogos, lo que tiñe su obra del pesimismo característico que tantas veces se ha comentado. La visión de esta sociedad injusta y desigual conlleva a la indiferencia del fabulista ante unas formas de gobierno que en ningún caso van a cambiar dicha situación.
Sin embargo, su defensa de la institución familiar muestra también su confianza en, al menos, determinados aspectos de la sociedad de los hombres. En opinión, claramente manifestada por nuestro autor, una familia no se constituye con los meros vínculos naturales: la paternidad no arranca del acto sexual, sino que se hace día a día con el ejercicio de la bondad hacia los hijos… “ (7).

El pensamiento de Fedro no era mayoritario y quizá este sea el verdadero motivo del porqué fue silenciado por los de arriba, a pesar de su arte poético y su aportación a la fabulística universal. Fue Fedro y no Esopo (si realmente existió) quien llevó a la fábula esópica a una estructura de mayor síntesis que la fábula clásica griega. Y fue Fedro quien la dotó de un pensamiento claramente progresista y en contra de los poderosos.
Habíamos dicho que el pensamiento o ideología de la fábula entronca con una fábula concreta en las ideas que representa o encarna. En su concreción en el relato hay algunas diferencias entre la fábula occidental y la fábula oriental (India, China, Japón).
En la fábula occidental, esópica fundamentalmente, la carga ideológica está en el epimitio o moraleja. El relato no tiene la misma importancia, sólo le sirve al desenlace de la acción para dar la enseñanza, la ideología, el pensamiento. Sin embargo, en la fábula oriental la carga ideológica o el pensamiento impregna todo el cuerpo de la fábula. En el caso de las fábulas del Panchatantra indio se dan las enseñanzas a lo largo de toda la fábula, a través de múltiples epimitios o moralejas, que van expresando los personajes, de allí que no necesiten de un epimitio o moraleja de cierre, como lo hace la fábula occidental o esópica.
La fábula China y japonesa también da la lección o enseñanza en todo el cuerpo de la fábula, pero no da múltiples epimitios o moralejas como lo hace la fábula india ni tampoco necesita de un epimitio o moraleja de cierre porque todo el texto está impregnado de una honda sabiduría.
     

IV.-  LA FÁBULA: SU NACIMIENTO ORAL: LA ORALIDAD.



La civilización sumeria puso en sus tablillas cuneiformes su legado cultural de milenios de tradición oral, así  es como se ha llegado a través de la escritura a esa tradición fabulística milenaria. Así lo han hecho las diferentes culturas del mundo. Podemos decir que la oralidad es la “Madre de la escritura”, siguiendo a Walter Ong en su premisa: “que el habla, el lenguaje oral, es la raíz de la escritura ya que no se concibe la existencia de la escritura sin su antecesora.”
En este aspecto tenemos que manifestar en relación al estudio del origen oral de la fábula, la exclusiva importancia que se le da a las culturas llamadas “más avanzadas”, relegándose a otras culturas de enorme importancia que florecieron en África, Asia, Centro América, Sur América y otros polos de civilización en el pasado, en donde se desarrolló la música, la pintura, la cerámica, la metalurgia, la agricultura, la ingeniería, la medicina, la cirugía. En donde también se desarrolló la poesía, la danza, la literatura…, también la fábula estuvo presente dando vida y enseñando, utilizando seres y animales de esos espacios geográficos.
“La tradición oral latinoamericana, desde su pasado milenario, tuvo innumerables  Iriartes, Esopos, y Samaniegos que aun sin saber leer ni escribir, trasmitieron las fábulas de generación en generación y de boca en boca, hasta que aparecieron los compiladores de la colonia y la república, quienes gracias al buen manejo de la pluma y el tintero, perpetuaron la memoria colectiva en las páginas de los libros impresos, pasando así de la oralidad a la escritura y salvando una rica tradición popular que de otro modo, pudo haber sucumbido en el tiempo y el olvido.” (8)

La invención de la escritura es reciente en la historia de la humanidad si la comparamos con los cientos de miles de años de la existencia del hombre pensante y en consecuencia de su lenguaje oral. A través de este poderoso instrumento oral el hombre fue creando sus mitos, sus leyendas, sus cuentos, sus poesías, sus fábulas, … en donde florecieron civilizaciones, concretamente en las sábanas africanas, los desiertos africanos, las selvas africanas, los Himalaya, las selvas centroamericanas, la selva Amazónica, los Andes,... en donde hasta hoy existe una rica tradición oral milenaria.
“Desde tiempos muy remotos, los hombres han usado el velo de la ficción o de la simbología para defender las virtudes y criticar los defectos; y, ante todo, para cuestionar a los poderes de dominación, pues la fábula, al igual que la trova en la antigua Grecia o Roma, es una suerte de venganza del esclavo dotado de ingenio y talento.  Por ejemplo, el zorro y el conejo, que representan la astucia y la picardía, son dos de los personajes en torno a los cuales giran la mayor cantidad de fábulas latinoamericanas. En Perú y Bolivia se les conoce con el nombre genérico de “Cumpa Conejo y Atój Antoño”. En Colombia y Ecuador como “Tío Conejo y Tía Zorra” y en Argentina como “Don Juan el Zorro y el Conejo.”
Los personajes de las fábulas representan casi siempre figuras arquetípicas que simbolizan las virtudes y los defectos humanos, y dentro de una peculiar estructura, el malo es perfectamente malo y el bueno es inconfundiblemente bueno, y el anhelo de justicia, tan fuerte entre los niños como entre los desposeídos, desenlaza en el premio y el castigo correspondientes; más todavía, para que la moraleja y la nobleza de los diálogos adquieran mayor efecto, se ha recurrido al género de la fábula, cuyos personajes aparte de ser los héroes de los niños latinoamericanos, no tiene nada que envidiar a los de occidente y a los dibujos animados de Walt Disney.” (9).

Al igual que en América Latina en África existe una milenaria tradición oral en sus diversas lenguas, en donde ha florecido la fábula y los principales personajes son la Tortuga, el Elefante, el Caimán, el León, la Pantera, etc.  Así tenemos por ejemplo,  la extraordinaria civilización egipcia desarrollada en el África nororiental:
“Los cuentos egipcios más antiguos fueron copiados en papiros a partir de la dinastía XII, unos dos mil años antes de nuestra era. Es posible, sin embargo, que los egipcios practicaran este género literario desde el inicio de su civilización y que, a partir del año 3000 a.C., empezaran a trasmitirse ORALMENTE historias imaginarias…” (10).

    V. LA FÁBULA MESOPOTÁMICA. LA FÁBULA SUMERIA.

Grabado Sumerio

“Durante mucho tiempo se ha especulado sobre el origen de la fábula, en un intento de averiguar si procedían originariamente de Grecia o de la India y cuál de ellas había tenido influencia sobre la otra. Sin embargo, desde el momento en que ha habido conocimiento de las fábulas sumerias, acadias, asirias, y babilónicas, ha quedado fuera de toda duda que la fábula más antigua tiene su origen en Mesopotamia (s.n.). Desde aquí habría llegado a Grecia a través del Asia Menor y por otra parte a India a través de Persia.” (11).

Dando un salto histórico extraordinario en los confines del tiempo, como exploradores espaciales, nos situamos en la formación de las grandes civilizaciones. Han pasado algunos milenios en la formación de civilizaciones como: la Mesopotámica, la Egipcia, la China, la India,…  Ahora nos ubicamos en la ciudad antigua de Uruk (3500 a. C – 1750 a.C.), en Mesopotamia. Se ha inventado la escritura más primitiva, la cuneiforme, la ha inventado y perfeccionado durante centurias la cultura Sumeria.
Están poniendo en las tablillas cuneiformes su legado cultural propio teniendo como base el enorme legado milenario de las culturas mesopotámicas.  Aprovechando este enorme legado producto de largos milenios de tradición oral, están poniendo su astrología, su derecho, su historia, su religión, su filosofía,  su literatura. En relación a la literatura, incluyen proverbios, adivinanzas, refranes, reflexiones, fábulas. Los estudiosos hoy le han llamado Literatura Sapiencial.
La fábula desde estas fechas muy antiguas tiene sus características especiales, que con el tiempo adquirirá su propia personalidad. Ya en los tiempos de las tablillas sumerias la fábula tiene como principales protagonistas a los animales, tomando la psicología de aquellos para trasladar a los humanos, ya sea para criticar o ensalzar.
Es bastante curioso que en estos tiempos haya una brevedad  de la fábula sumeria, y estamos a más de mil años antes del supuesto nacimiento de Esopo (s. VI a.C.)
“Los griegos y los romanos habían atribuido la invención de la fábula animal a Esopo, quien vivió en el Asia Menor en el siglo VI antes de nuestra era. Pero hoy en día se sabe que algunas de las fábulas cuya paternidad se atribuía a Esopo existían ya desde antes éste nacer. En todo caso, el apólogo de tipo esópico, compuesto de una breve introducción narrativa, seguida de una aún más breve moraleja en estilo directo, ya era conocidísimo en Sumer más de mil años antes del nacimiento de Esopo.” (12).

Estas fábulas sumerias hasta ahora las más antiguas ya tenían un núcleo estructural primigenio, que era un breve relato (lo que hoy llamamos cuerpo de la fábula), sin mayor retórica, se da luego un breve diálogo de los protagonistas (protagonista y antagonista), en una lucha dialéctica o agonal, para cerrar el relato con una réplica final. En algunas fábulas sumerias no hay lucha agonal, pero son fábulas llamadas de situación. La estructura principal de la fábula sumeria es semejante a la fábula griega clásica. La diferencia es que los sumerios no ponían  los promitios ni los epimitios (moraleja). Pues en el relato está implícita la enseñanza o reflexión. En este aspecto se parece mejor a la fábula china, aunque ésta suele ser más larga.
La fábula sumeria  tiene una gran importancia, ya que habría servido de base para el desarrollo posterior de la fábula oriental y occidental, pues hay evidencias sustanciales que corroboran esta premisa:
 “ Y puede darse el caso de que la semejanza entre ciertas fábulas indias y griegas se deba no a influjos directos en una u otra dirección, sino a dependencia de las dos versiones de un modelo antiguo, mesopotámico.
Efectivamente, hemos de ver que la fábula mesopotámica influyó muy directamente en la fábula griega: es un hecho hoy conocido… Muy concretamente, la fábula arquilóquea del águila y la zorra, cuyo modelo acadio es conocido (“El águila y la serpiente”) presenta en la India versiones en la que intervienen  el cuervo y la serpiente que son, a todas luces, de origen mesopotámico; hay otros ejemplos más,  absolutamente claros. Más todavía… el “marco” en que se engarzan las fábulas de colecciones indias como la del Pañcatantra  es, precisamente, de origen mesopotámico.” (13).
Así también los estudiosos de la fábula han investigado que hay muchas fábulas griegas de origen mesopotámico, como por ejemplo:
“El águila y la Zorra” (Arquíloco), “Rábula del mulo” (Arquíloco), “Los árboles y el torrente” (Sófocles), “El macho cabrío y la viña” (Demétrio de Falero), “La charlatanería de los hombres” (Calímaco, Yambo II), “El laurel y el olivo” (Calímaco, Yambo IV), Fedro III, 17. “La Zorra y las uvas” “El perro y los dátiles” (El perro que no logra comerse los dátiles dice: “están amargos”), “El lobo y el labrador”, “El labrador y la serpiente”, “La víbora y la lima”, “Zeus y el camello”, “El lobo y la oveja”, “Hermes y el leñador”, “El caminante y el plátano”, “Las palomas del campo y las domésticas”, “El águila y la tortuga”, “Los leñadores y la encina”, “El mosquito y el león”, “El verano y el invierno”, “La madre del mono y Zeus”, “El onagro y el león”, “El toro y el mosquito”, “La trampa y la alondra”, “Fábula del mono”, “El ratón y el gato.” (14).
  
Veamos algunas muestras de fábulas sumerias que nos da Samuel Kramer en su obra extraordinaria La Historia Empieza en Sumer:


Tablilla con Texto Cuneiforme
  
“Por derecho propio se iniciará con el perro. El perro se presenta como un glotón, de lo que son testigo las dos piezas siguientes:
I.          El asno nadaba en el río y el perro se aferraba a él firmemente, diciendo: “cuando salga a la orilla me lo comeré.”
II.        El perro acudió a un banquete, pero cuando hubo echado una mirada a los huesos que por allí había, se alejó, diciendo: “Allí donde me voy ahora tendré algo más que comer.”
Sin embargo, una de las expresiones más delicadas del amor maternal  está en boca de una perra.
Así habló la perra, con orgullo: “Tanto si tienen (los cachorros) el pelo leonado como moteado, quiero a mis pequeños.”
En el caso del lobo parece como si los sumerios se hubieran sorprendido más que nada de su rapacidad. En una fábula que, desgraciadamente presenta  dos lagunas, una manada de diez lobos ataca a un rebaño de corderos. Pero uno de los asaltantes, gran bribón, consigue engañar a sus compañeros por medio de un razonamiento capcioso:
Nuevo lobos y un décimo lobo mataron unos cuantos corderos. El décimo lobo era voraz, dijo: “yo haré las partes. Vosotros sois nueve y así un cordero será vuestra parte común. Por lo tanto, yo, que soy uno, tendré nueve corderos. Ésta es mi parte”

La fiera cuya personalidad queda mejor dibujada es el zorro. Los proverbios sumerios hacen del zorro un animal vanidoso que, tanto por medio de sus palabras como por sus actos, intenta exagerar su propia importancia. Pero como el zorro, además de fanfarrón, es cobarde, a menudo queda en ridículo. Lo cual queda atestiguado por las cuatro imágenes siguientes:
El Zorro pisa la pezuña de un buey salvaje: “¿Te he hecho daño?”, le pregunta.
El zorro no podía construir su casa, por lo tanto se fue, como conquistador, a la casa de su amigo.
El zorro llevaba un bastón (y decía): “¿A quién le voy a pegar? Llevaba un acta jurídica (y decía) “¿Qué proceso podría yo intentar?”
El zorro rechina los dientes, pero su cabeza tiembla.
(veamos unas fábulas más largas del zorro)
El zorro decía a su esposa: “¡Ven! Vamos a machacar la ciudad de Uruk con nuestros dientes, como su fuese un puerro. Atémonos a la ciudad de kullab a los pìes como si fuese una sandalia.” Pero no estaban todavía a 600 gar de la ciudad (3 Km.), cuando los perros de la ciudad se pusieron a aullar: “¡Gemma-Tummal, Gemma-Tummal.” (los nombres de los zorros). “Volvamos a nuestra casa”, “¡Vámonos ya!” (dijo el zorro).

El zorro pidió al dios Enlil los cuernos de un buey salvaje (y) se le ataron los cuernos de un buey salvaje. Pero el viento sopló y la lluvia se precipitó y el zorro no pudo volver a su país. Hacia el final de la noche, cuando el viento frío del norte, las nubes de tempestad y la lluvia lo hubieron abrumado, dijo: “Cuando amanezca…” (el zorro suplicó que le quitaran los cuernos).

La mayoría de las veces, el león figura como el animal de presa por excelencia, y sus víctimas favoritas  son el carnero, la cabra y el “cerdo salvaje”
(Veamos dos fábulas sumerias sobre el León)
El león se había apoderado de un “cerdo salvaje” y se disponía a devorarlo, diciendo: “Hasta este momento tu carne no ha llenado mi boca, pero tus agudos chillidos me han hecho zumbar los oídos.”
No obstante, el león no sale siempre vencedor, incluso es capaz de dejarse enredar con las adulaciones de la “débil cabra”. Este es el tema de una de las fábulas sumerias más largas, la cual tiene una reverberación francamente esópica:

(El León y la Cabra)

Un León se había apoderado de una débil Cabra.
-Déjame marchar y te daré un carnero, uno de mis compañeros-dijo la Cabra.
-Antes de que te deje marchar, dime tu nombre-respondió el León.
-¿No sabes mi nombre? Mi nombre es “Tú eres inteligente”.
Así pues, cuando  el León llegó al redil de los carneros, rugió:
-Ahora que he llegado al redil de los carneros te soltaré.
La Cabra respondió desde el otro lado de la valla:
-Tú mes has soltado ¿Has sido inteligente? En lugar de “darte” el carnero, ni yo mismo me voy a quedar allá.” (15).
(Me he tomado la licencia sin quitar ni agregar nada al texto ponerlo en estructura esópica y le hemos puesto un título “El León y la Cabra”).


VI.   EL PERSONAJE ESOPO

Esopo y Zorra. Kilix ático de figuras rojas, hacia el 470 a.C. Museo Gregoriano Etrusco, en los Museos Vaticanos.

Las opiniones de los investigadores están divididas en relación a la existencia del personaje Esopo. Unos creen que es una leyenda y tienen fundamentos de peso, ya que no han encontrado hasta ahora nada escrito por él que de fe de su existencia como fabulista. Otro fundamento es que muchas de las fábulas que se le atribuyen son más antiguas que su posible existencia (s.VI a.C.) y  pertenecen a otras culturas. Otro argumento es que Esopo es una invención popular al que se le atribuyeron cualidades de adivino, sabio y contador de historias. Sumado a que había sido un esclavo negro de aspecto deforme, con joroba y muy feo. Es decir, toda una leyenda.
Sin embargo, hay otro grupo de investigadores que creen en la existencia real del personaje Esopo, como por ejemplo, Francisco Rodríguez Adrados, un investigador profundo de la fábula greco-latina. Su principal argumento es la historicidad del personaje Esopo. Valiéndose de autores antiguos de renombre que lo mencionan como Aristófanes, Platón, Aristótales, Sócrates, Fedro, etc. Así como datos y anécdotas del personaje Esopo en autores antiguos. Veamos algunos puntos de su tesis:
“Pasajes recogidos por Perry en sus Aesopica p. 215 ss. Testimonian que ya en el siglo V (a.C.) existía una leyenda de Esopo, no una vida escrita. Heródoto II 134 coloca a Esopo, esclavo, en la isla de Samos en la época de Safo: le califica de “… autor de fábulas o historias” y habla de su muerte por los delfios y la expiación que éstos hubieran de pagar; nada dice de su patria de origen.” (16).

“…La existencia de un núcleo histórico, un Esopo narrador de fábulas en Samos, anterior unos sesenta años a nuestras fuentes. No podemos afirmarlo ni negarlo, aunque es verosímil. Habría sido el punto de cristalización de elementos legendarios, griegos y orientales … “  (s.n.). (17)

“El elemento más claramente legendario es la muerte de Esopo. Desde Aristófanes y luego en varios lugares aparece el tema de la muerte de Esopo a manos de los delfios. Estos habrían ocultado una copa en su equipaje y le habrían juzgado como sacrílego: en su defensa Esopo narró la fábula del águila y el escarabajo. Fue muerto, despeñado, por los delfios; pero una serie de pasajes, bien que tardíos, cuentan que a consecuencia de ello les sobrevino una peste (hambre, según otros) de la que solo se libraron cuando por orden del oráculo sacrificaron en honor de Esopo, como de un héroe, en un altar que fundaron.”  (18).

“… Con la historia asiria de Ahikar,  el consejero regio, narrador de fábulas y proverbios, solucionador de enigmas, que fue, también él, asesinado (aunque sólo supuestamente) y volvió a la vida. El influjo del Ahikar en la leyenda del siglo V (a.C.) y luego en la Vida (de Esopo) es el elemento que permite, pensamos, concebir cómo el ritual délfico del fármaco quedó enlazado desde el mismo siglo V al personaje Esopo, el samio.” (19).

“Esta Vida (de Esopo) pertenece a un género de la literatura popular que se difundía en versiones continuamente alteradas. Hemos de ver que está profundamente influida por la Vida de Ahikar asirio, de la que incluso traduce un amplio pasaje; hemos de ver también que recoge ampliamente temas de la filosofía cínica y el ambiente del Egipto greco-romano.” (20).

“los temas de la muerte injusta, del castigo divino, del hambre y la peste, de la expiación, de la resurrección, nos recuerdan temas obsesivos de la mitología babilonia, pero también la egipcia, hetita y griega: Tamuz, Osiris, Telipino, Dioniso, Perséfono, son algunos de los ejemplos más conocidos de dioses de este tipo. El fármaco es, evidentemente, una perduración de los mismos a nivel popular, casi folklórico: los dioses griegos, ya lo hemos dicho, es a estos niveles a los que mejor conservan estos antiguos rasgos.” (21).
  
“… el personaje Esopo presenta un rasgo nuevo: el de su ingenio como narrador de fábulas. La del águila y el escarabajo, concretamente, quiere decir que no puede abusarse del débil, que éste también puede vengarse del poderoso: como acaeció cuando los delfios le mataron y fueron castigados por ello. O sea: pensamos que el personaje del fármaco, vejado y expulsado, tenía también él una intervención de tipo cómico, contando fábulas o proverbios o chistes alusivos a su caso, atacando y satirizando: igual que Ahikar, igual que personajes carnavalescos comparables como el Carnaval, el Peropalo, etc.; y en Grecia, los personajes de la comedia y los propios poetas yámbicos y cómicos…” (22).
  
“Por lo demás, si es cierta nuestra hipótesis el personaje Esopo procede de un ritual délfico, aunque luego se extendiera a otros ambientes y lugares en los que había, sin duda, personajes semejantes. Su origen frigio u oriental se debería, según nosotros, a haberse relacionado el personaje con el Ahikar. Y, aun sin llegar a ello, al conocimiento general de la existencia de una fábula oriental, que penetró en Grecia en el siglo VII
(a.                  C.).” (23).

“La innovación fundamental en la historia de la fábula se produjo, pues, cuando los participantes en la fiesta o el banquete, incluido los poetas que dieron forma estable a los relatos, en vez de narrar por sí mismos ciertas fábulas en relación con sucesos concretos, comenzaron a narrarlas como “Esopo dijo” (o como “un cario dijo”, etc., siempre con ambientación oriental, como se ve). Dado que, evidentemente, solo una parte del antiguo género entraba dentro de esta formulación, se trató de circunscribir así un género más limitado, el de los Aisopeíor lógoi: implícitamente, lo son incluso aquellas narraciones del mismo tipo que no figuran atribuidas a Esopo.” (24).
  

“… Lo importante es que la figura legendaria de Esopo, desde el momento en que se internacionalizó y rebasó el estrecho ritual, sin duda, era presentada miméticamente en el origen, dio un marco ya claro a toda una rama de la literatura que constituyó por oposición al mito y con rasgos y finalidades muy características.” (25).
  

“Para nosotros lo importante es que las raíces griegas de la fábula animalística, de los rituales animalísticos, del personaje Esopo son claras y evidentes. Que, de un lado, sólo un  sector de esta literatura animalística es definida como fábula: el que presenta rasgos “cómicos” y se separa gradualmente del mito en general. Que, de otro, esa fábula animalística es considerada, incluso en el siglo V (a.C.) todavía, como genéricamente idéntica a fábulas con elementos divinos o humanos que nosotros calificaríamos, tal vez, de mito o anécdota. Y que este conjunto, a su vez, forma parte de un amplio sector de las fiestas y de la literatura griega.” (26)
  
“Los rituales en que intervienen comos animalísticos, sin verbalizar o verbalizados; los relatos por parte de poetas o de personajes que eran mimados, del tipo de “Esopo”, son el origen de la fábula animalísitica. Pero unida a otro tipo de fábulas y a elementos como máximas, palabras de escarnio, símiles festivos, etc. Todo ello en torno a los eternos temas del enfrentamiento o agón -el cambio de manos del poder- y del origen de las cosas; temas que se desarrollaban con referencia al presente, es decir, vertiendo sátiras e ironías, amenazas y exhortaciones.” (27).
  
Vemos que algunos de estos argumentos de Francisco Rodríguez Adrados son verosímiles. Otros argumentos son sólo válidos para la fábula griega, no para la fábula Sumeria (la más antigua), ni para la fábula India, China, Japonesa, Egipcia…, es decir, no son válidos para la fabulística universal.
La posición mayoritaria de los estudiosos de la fábula creen que el personaje Esopo es una leyenda, es decir, un invento.

Alcalá de Henares, 15 de Mayo de 2016.
NMS

N O T A S

1.- José Repollés, Las mejores fábulas, Editorial Óptima, Barcelona, 2000, pág. 9.
2.- “Por el estudio de los primitivos actuales, los etnólogos han llegado al convencimiento de que la música rítmica, conseguida por golpes con piedras, maderas o conchas, y la pintura de carácter corporal constituyen los primeros intentos artísticos de la especie humana…”
A. Fernández, E. Bernechea y J. Haro, Historia del Arte, Ediciones Vicens-Vives, S.A., Barcelona, 1988, pág. 19.
3.- Samuel Noah Kramer, La Historia Empieza en Sumer, Ediciones Orbis S.A., Barcelona, pág. 106.
4.- José Manuel Pedrosa, Bestiario, Medusa Ediciones, 2002, pág. 214.
(texto de Julián Marías, Antropología Metafísica, Madrid, Espasa Calpe, pág. 78 y 79).
5.- Ibídem, págs. 353 y 354.
6.- Bárdenas de la Peña y López Facal, Fábulas de Esopo, Vida de Esopo, Fábulas de Babrio, Ediciones Gredos, Madrid, 1985, pág. 107.
7.- Antonio Cascón Dorado, Fedro, Fábulas, Aviano, Fábulas, Fábulas de Rómulo, Ediciones Gredos S.A., Madrid, 2005, págs. 44 y 45.
8.- Víctor Montoya, Tradición Oral Latinoamericana.
9.- Ibídem.
10.- Jesús López, Cuentos y Fábulas del Antiguo Egipto, Ediciones Trotta S.A., Barcelona, 2005, pág. 7.
11.- Gonzalo López Casildo, Fábulas, Esopo, Alianza Editorial, Madrid, págs. 7 y 8.
12.- Samuel Noah Kramer, La Historia Empieza en Sumer, Ediciones Orbis, S.A., Barcelona, 1985, pág. 107.
13.- Francisco Rodríguez Adrados, Historia de la Fábula greco-latina, Editorial de la Universidad Complutense, Madrid, págs. 304 y 305.
14.- Ibídem, págs. 376-379.
15.- Samuel Noah Kramer, La Historia Empieza en Sumer, Ediciones Orbis S.A., Barcelona, 1985, págs. 107-109.
16.- Francisco Rodríguez Adrados, Historia de la Fábula greco-latina, Editorial de la Universidad Complutense, Madrid, pág. 287.
17-27.- Ibídem, págs. 289-299 (extractos).

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