domingo, 25 de junio de 2017

FÁBULAS DEL LIBRO EL GRITO DE LA TIERRA, TERCERA ENTREGA

EL RUISEÑOR Y EL ROSAL


En un Rosal cantó el Ruiseñor sus hondas melodías, alegrando a

las delicadas Rosas. La más hermosa le dijo:

— ¿Por qué el cielo no me dio la gracia de entonar tus trinos?

— ¿Y cómo el poderoso no me dio un cachito de tu belleza? —

respondió el Ruiseñor, mirándose su desteñido plumaje.

— ¡Porque nunca estamos contentos con lo que somos! —

musitó la Rosa más bella.

— ¡O quizá porque los seres aspiramos a ser cada vez mejores!

— dijo el Ruiseñor apesadumbrado.

— ¡Hay cosas irreversibles, hijos míos, — habló amablemente el

espíritu del Rosal — en el universo hay esencias que no

pueden ser transgredidas, pero todas tienen su belleza y

encanto. Tú, Ruiseñor, tienes el don extraordinario de trinar

como los ángeles, aunque tu plumaje no sea tan bello. Y tú,

hijita Rosa, no cantas como el Ruiseñor, pero tu belleza es

una de las más exquisitas aquí en la tierra!

— Es verdad, padre — dijo la bella Rosa.

— Es verdad — reafirmó con su canto el Ruiseñor.

— Hijos míos — solicitó el espíritu del Rosal con amorosa alegría

— juntaos en el Rosal el Ruiseñor y las Rosas para encarnar

un paraíso de música y poesía.

LA MARIPOSA Y LA FLOR



A Sole, mi amor, mi compañera.

La Mariposa se posa en la Flor

y la hermosura se agiganta.

La Flor le brinda su amor

y la Mariposa le canta:

“¡Tu néctar es la miel pura

que al mundo le das presurosa!”

“¡Y tu caricia es ternura!”

Responde la Flor, amorosa.

Canta con suprema devoción

en un árbol el ruiseñor:

“¡El arco iris está en la unión

de la Mariposa y la Flor!”

“El alma de esta unidad

radica en esta belleza”.

Contesta la naturaleza

en su infinita bondad.

EL CÓNDOR SAGRADO Y LOS MONSTRUOS




El monstruo Tumba Cerros dijo:

— No hay montaña de la cual deje yo piedra sobre piedra.

El monstruo Tapa Ríos dijo:

— No hay río que se me oponga, al que yo deje pasar una gota

de su agua.

Y el monstruo Quiebra árboles dijo:

— No hay selva que se me resista ni árbol al que yo deje en pie.

Entonces los tres monstruos dijeron a una:

— ¡Destruyamos la tierra!

Desde el cielo, el Cóndor Sagrado hizo retumbar las montañas con

su voz cósmica:

— ¡Si se atreven a destruir la tierra, monstruos miserables,

vendré con mi ejército de Cóndores y les sacaremos los ojos y

sus malvadas entrañas!

Los tres monstruos pensaron largo rato. Como nunca habían oído

palabras tan firmes y decididas, huyeron despavoridos por las

oscuridades del averno.

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