sábado, 11 de enero de 2025

RELATOS DE LA HACIENDA: EL ZARCO

 EL ZARCO



El Zarco fue el primer ayudante del tractorista jefe Seminario en la hacienda. Su tarea en la máquina Caterpillar D-8 consistía en ganar tierras de cultivo al bosque, siguiendo la política de los hacendados modernos, que no solo se apropiaban de las tierras de los campesinos, sino también de la naturaleza.

   El Zarco era un trotamundos del oriente peruano, de porte atlético, ojos verdosos, ingenio singular y carácter rebelde. Había puesto apodos a muchas personas, hacía chistes y creaba historias burlonas sobre los mandones y dueños de haciendas.

   Lo que me admiraba del Zarco era su sensibilidad y el don que tenía con los animales de toda clase. Los perros más bravos se acercaban a él al oír su llamada. Los gatos más esquivos se dejaban acariciar por él cuando éste les ronroneaba. Cogía lagartijas para acariciarlas y las dejaba en los troncos de las ceibas. Las mariposas se posaban en sus manos, permitiéndole admirar sus mantos multicolores; luego, para que se marcharan, las soplaba suavemente hacia el cielo. A los pájaros los imitaba tan bien en sus trinos que salían asombrados de los árboles para mirarlo.

   Lo que más me sorprendió fue cuando el jefe Seminario, en medio de la faena, llamó al Zarco para que demostrara su arte con una serpiente brillante. El Zarco observó al reptil, que estaba a unos seis metros sobre el pasto seco. Se tumbó suavemente en la hierba y comenzó a arrastrase hacia su encuentro, imitando el silbido de las serpientes. El animal se quedó quieto. El Zarco avanzó despacio. Cuando estuvo casi a un metro, la serpiente levantó la cabeza y sacó su lengua colorada. El Zarco no detuvo su marcha, pero sí la aminoró, mirándola fijamente a los ojos muy cerca. 

  La serpiente lo observó unos segundos, cerró su boca y empezó a bajar la cabeza. Cuando la tuvo completamente en el suelo, el Zarco extendió rápidamente la mano y la sujetó por la parte posterior de la cabeza. Luego, de un salto, se puso de pie con el animal enroscado en su brazo. La acarició suavemente la piel de su cuerpo  y la fue desenroscando hasta que quedó colgando. Se acercó hacia nosotros, que estábamos sudando de espanto.

   Nos la mostró; el animal tenía los ojos cerrados, como si estuviera dormido. El Zarco, emocionado, nos dijo: "este animalito es una belleza". La siguió acariciando y la colocó en el suelo para que se fuera, pero la serpiente permaneció inmóvil, como atontada, durante un buen rato, hasta que, mareada, se alejó.

Invierno, 2025

NMS

Ilustración de MVB

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por tus entretenidas historias, casi una de Las Tradiciones de Palma. Y con moraleja. Parábolas literarias. MGUSTA MGUSTA MGUSTA

ROSSIEL RAFFO dijo...

PERDÓN, EL ANTERIOR COMENTARIO FUE MÍO. FIGURA COMO ANÓNIMO. GRACIAS QUERIDO AMIGO.

Anónimo dijo...

Excelente narración, llena de situaciones chispeantes de un hombre noble, Gracias querido escritor.

nicolas masias dijo...

Muchas gracias, estimado amigo o amiga. Efectivamente, el personaje es un hombre que ama la naturaleza, la vida, como todos los hombres y mujeres de las comunidades rurales.
Abrazos de corazón.

nicolas masias dijo...

Muchas gracias, querida amiga, por valorar mis textos literarios reales y ficticios. Todos están hechos en base a la vida vivida en todas sus facetas.
Besos de corazón.

Anónimo dijo...

Que lindo es amar la naturaleza si fuéramos más la madre tierra nos lo agradecería gracias mi querido escritor por darnos estás lindas historias

Anónimo dijo...

Muchas gracias, querido amigo o amiga, efectivamente debemos amar a la Madre Tierra, que es la que nos da el sustento y la vida, como nos enseña el Zarco amando a los animales.
Abrazos de corazón.

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