Estandarte de UR: El Panel de la Paz (SUMERIA). 2600 a.C. (Colecciones del museo Británico).
INTRODUCCIÓN:
El presente artículo aborda los
aspectos esenciales sobre la fábula. Ha sido confeccionado teniendo como
base el Ensayo inédito: Meditaciones sobre la Fábula (1996-2010) de Nicolás Masías Sosa.
Aborda veinte aspectos: desde el
origen de la fábula hasta las reflexiones sobre la fábula en la época actual y
su vigencia.
Por cuestiones de espacio y de método
todos los puntos han sido sintetizados y ordenados para su mejor comprensión y
con un lenguaje asequible a cualquier lector curioso.
He dejado de lado un punto, el
referente a los Maestros de la fábula. Punto que abordaré en otra ocasión.
Por cuanto los aspectos que se tratan
son numerosos los publicaré en tres partes.
LA FÁBULA: ASPECTOS FUNDAMENTALES:
I.- Origen de la fábula.
II.- La Personificación de los elementos de la naturaleza en la fábula.
III.- Concepción, ideología o pensamiento de la Fábula.
IV.- La Oralidad y la fábula.
V.- La fábula mesopotámica. La
fábula sumeria.
VI.- El personaje Esopo y la fábula.
VII.- Colecciones de fábulas más antiguas.
VIII.- El Panchatantra: Fábulas antiguas indias.
IX.- Etimología y Preceptiva de
la fábula.
X.- La fábula animal.
XI. Definición de la fábula.
XII.- La fábula como alegoría.
XIII.- La estructura de la fábula.
XIV.- Temas Fabulísticos.
XV.- Elementos de la fábula.
XVI.- Tipos de fábulas.
XVII.- Clases de fábulas.
XVIII.- Otras clasificaciones de la fábula.
XIX.- Características del estilo
fabulístico.
XX.- Reflexiones sobre la fábula
en la época actual y su vigencia.
I.- Origen de la fábula.
"Gran sala de polícromos de Altamira, publicado por M. Sanz de Sautola en 1880" (Arte Rupestre: 15000 a.C.)
“El origen de las fábulas, como
acontece en general con todas las obras humanas, se halla envuelto en la más
densa oscuridad.
Medio eficacísimo, sin duda, de
insinuar ciertas verdades en el ánimo hubo de emplearse con fruto en las edades
primitivas.” (1).
EL origen de la fábula se pierde en
la noche del tiempo. Y nace con el homo sapiens, el hombre pensante. El hombre
aprende a fabular cuando aprende a
pensar y en consecuencia aprende a imaginar, aprende a crear.
El hombre pensante se relaciona con otros
hombres y también con la naturaleza, conoce a sus semejantes y va conociendo al
mundo que lo rodea. Va conociendo la bondad del aire, del sol, del agua y de
todos los elementos inmediatos para su existencia. Va conociendo los animales
benignos y los peligrosos; a los frutos buenos y los nocivos, en ese mundo
salvaje.
En ese fantástico mundo lleno de
peligros: el sol, la luna, las estrellas, las constelaciones, el rayo, el
trueno,… son para el homo sapiens primitivo, dioses de los cielos. El mar, los
ríos, los lagos, la selva… son para el homo sapiens primitivo dioses de la
tierra. Ciertos animales extraordinarios como el elefante, el rinoceronte, el
león, el buitre, la vaca, el camello, el jaguar, el cóndor,… son animales
sagrados.
El homo sapiens primitivo sueña con
este mundo y empieza a fabular en un sentido muy amplio. Sus primeras
fabulaciones habrían sido cósmicas o divinas
para tratar de conocer aquel mundo desconocido y darle una interpretación.
En dimensiones amplias en el tiempo
nacieron la música rítmica, la pintura
(2), la cerámica, la arquitectura, …; y por otro lado, nacen entremezcladas otras manifestaciones artísticas, que milenios
más tarde, con la actual civilización, se han clasificado como mitos, danzas,
poesía, canto, fábula,… Todas ellas en su vertiente más primitiva, que con el
transcurrir del tiempo se irán definiendo y tomando su propia personalidad.
Una prueba evidente de que muchos
géneros nacieron entremezclados son las tablillas sumerias (3500 a.C.-1750
a.C.), que al descifrar su contenido hay mezclados proverbios, anécdotas,
símiles, fábulas, etc., lo que los estudiosos han denominado Literatura
Sapiencial.
“Los hombres de letras sumerios no se
limitaron a introducir en sus múltiples compilaciones una gran serie de
proverbios y dichos (máximas, verismos, adagios, juegos de palabras y
paradojas), sino que también introdujeron fábulas. La fábula sumeria se halla
muy cerca de la fábula esópica…” (3).
Volviendo al origen, estamos todavía
en tiempos muy remotos, el lenguaje del hombre es muy rudimentario, estamos muy
lejos del invento de las primeras escrituras, la principal vía de comunicación
es el lenguaje oral y el corporal-gestual.
II.- LA PERSONIFICACIÓN DE LOS ELEMENTOS DE LA NATURALEZA EN EL ORIGEN DE LA FÁBULA.
El homo sapiens al contemplar la naturaleza iba aprendiendo, no sólo a convivir con ella,
sino a dialogar con ella como si fuera un ser de carne y hueso, es decir, va a personificarla. Así personificará y
endiosará a las fuerzas vivas de la naturaleza como el sol, la luna, el rayo, el
trueno. Por eso hemos dicho que las primeras fabulaciones del homo sapiens
primitivo habrían sido cósmicas o divinas por la impresión que habrían causado
aquellas fuerzas colosales. Personificará y endiosará así mismo a ciertos
animales extraordinarios. En algunos territorios de África endiosará al caimán,
la serpiente, la tortuga, al tigre, al león, al gato, a la pantera. En algunos
lugares de Asia a la vaca, al gato, al elefante. En algunas partes de América a
la llama, al cóndor, al jaguar, al puma.
La personificación o humanización de los elementos de la naturaleza y
en especial de los animales es un aspecto de gran trascendencia en el
nacimiento de la fábula y de otras manifestaciones artísticas.
“... toda la ficción animal, por
ejemplo la fábula, además del sentido de hacer inteligible la conducta humana
viéndola como una “naturaleza” animal, como una pauta fija y predeterminada,
significa la “elevación” del animal al nivel de lo humano. El ascenso de un
peldaño hacia una “verosímil” hominización.” (4).
Al personificar a un animal habrá un
interlocutor válido, habrá un “yo” y un “tú” y se podrá conversar con un animal
como si se tratara de un ser humano. Lo
mismo si se personifica a un cerro, a un lago, a un árbol.
En la actualidad hay culturas en el
mundo, que por ejemplo, al enfermar un hombre, se abraza a un árbol y le dice:
“hermanito ayúdame.” Esta personificación
o humanización, que hoy en literatura se llama prosopopeya, es antiquísima. Y fue la fábula quien la desarrolló
más que otros géneros.
¿Por qué el hombre para fabular
escogió determinados animales?
Porque los animales se parecen al
hombre, más que los minerales y vegetales, porque en su evolución están más cerca del
hombre, se mueven, tienen vida y tienen características físicas y psicológicas
parecidas a las humanas.
“Desde los albores de la cultura
humana, el homo sapiens tuvo muy claro que el otro que la naturaleza le había
puesto enfrente como polo simétrico, complementario e inclusivo era el animal,
y que en la otredad de lo animal estaba también de algún modo contenido su
propio yo también animal. Los requisitos de semejanza y de diferencia que se
precisan para que un yo encuentre su otro se cumplían a la perfección en el
caso de ambos: el hombre es, por un
lado, hombre, pero también es animal. La misma relación polar no podría haberse
establecido en el caso de las plantas, pues el hombre no es planta y no podría
por eso convertirse en polo simétrico y al mismo tiempo inclusivo de ninguna
relación de un yo humano con su otro vegetal… El hombre y el animal son el yo y
el otro más antiguos y primordiales que han existido, porque las relaciones de
otredad que mantienen entre sí son relaciones que vinculan a dos especies, es
decir, a las categorías más amplias y generales de seres vivos que es posible
clasificar.” (5).
Los artistas primitivos para hacer
sus fabulaciones escogieron animales característicos, que más le llamaban su
atención, los que tenían esos rasgos físicos y psicológicos comparables a los
humanos. Así verán en:
El León: su realeza, su fuerza, su
agresividad.
El Lobo: su ferocidad, su estrategia,
su voracidad.
El Zorro: su astucia, su
fanfarronería, su zalamería, su vivacidad.
El Cordero: su inocencia, su bondad,
su ingenuidad.
El Perro: su nobleza, su amistad, su
fidelidad.
La Hormiga: su
aprovisionamiento, su laboriosidad, su tenacidad.
El Elefante: su memoria, su
mansedumbre, su sabiduría.
El Burro: su docilidad, su
nobleza; para otros su “torpeza.”
La Tortuga: su sabiduría,
su mansedumbre, su longevidad.
La Lechuza: su rareza, su
sabiduría, su misterio, su enigma.
El Cóndor: su
nobleza, su grandiosidad, su divinidad.
El Cuy: su astucia, su
inteligencia, su valentía.
III.- CONCEPCIÓN, IDEOLOGÍA O PENSAMIENTO DE LA FÁBULA.
Hay una ideología, un pensamiento
propio de la fábula, que se ha venido forjando desde tiempos inmemoriales, que
está en concordancia con el avance del pensamiento del hombre. Podemos afirmar
que la fábula representa el modo de pensar de cierta parte de la sociedad en un
tiempo determinado. Pueden representar un pensamiento mayoritario o también,
minoritario. Las fábulas sumerias, las más antiguas hasta hoy, que tenemos
conocimiento, representan un pensamiento práctico y desigual del hombre, por un
lado, y por el otro, la tremenda carga religiosa de aquella sociedad.
Hay principios generales positivos que
ha generado el hombre antes de que aparezcan las religiones y las filosofías,
principios como la solidaridad, la justicia, la equidad, el amor, la
generosidad, la piedad…, que más tarde fueron apropiados por las religiones y
las escuelas filosóficas. Principios que el hombre los ha forjado a lo largo de
su historia en su batallar constante con la naturaleza, con la vida, con la tribu,
con la comunidad, y con el propio hombre.
En la fábula sumeria de Los diez lobos encontramos la
prepotencia y maldad del poderoso: “Diez lobos mataron a diez corderos, y el
lobo más rapaz se queda con nueve corderos y les entrega a los nueve lobos sólo
un cordero.” Significa, también, que en un mundo lleno de desigualdades, el más
humilde sufre las más horrendas consecuencias.
Esta fábula sumeria creada más de mil
años antes de la posible existencia de Esopo, tiene el mismo pensamiento, que
la fábula: El león, el asno y la zorra (“La
parte del León”). Esta fábula atribuida a Esopo, cuenta que:
“El león, el asno y la zorra, una vez
que hicieron comandita, salieron de caza. Como cobraron muchas piezas, el león
mandó al asno que les hiciera el reparto. Éste hizo tres partes y les invitó a
escoger, el león indignado dio un salto y lo destrozo, luego mandó a la zorra
hacer el reparto. Ésta reunió todo en una parte y dejándose un poco para ella
invitó al león a escoger. El león le preguntó quién le había enseñado a
repartir así, la zorra contestó: “La desgracia del asno.”
La fábula muestra que los hombres se
vuelven comedidos ante el infortunio de los vecinos.” (6).
En el primer siglo de nuestra era el
Maestro Fedro, que desarrolló la fábula esópica tuvo un pensamiento claramente
a favor de los débiles y sus fábulas, aparte de su valor literario, muestran un
pensamiento revolucionario, aunque minoritario para la época.
Así pues, la fábula, quizá más que
otros géneros está más ideologizada en menor o mayor medida, como es lógico,
expresa el pensamiento del fabulista, que escribe con cierta intencionalidad.
¿Cómo entronca la ideología o el pensamiento de la fábula en una fábula
concreta?
Entronca con las ideas que representa o encarna aquella fábula.
La fábula Sumeria (3500 a.C.- 1750 a.
C.) en su mayoría ilustran la manera cómo pensaban los miembros de aquella
sociedad desigual de ricos y pobres y fuertemente religiosa. Pero, también,
ilustran aspectos de justicia y la
solidaridad entre los hombres. Ilustran la inteligencia y la astucia del débil,
que no siempre pierde ante el poderoso.
Casi lo mismo podemos decir de la fábulas
indias del Panchatantra, también representan un pensamiento clasista de una
sociedad basada en las castas. Por otro lado, ilustran un espíritu de ética y
moral elevada del hombre por la fuerte influencia de la religión-filosofía védica y
de la religión-filosofía budista.
La fábula esópica representa un
pensamiento clasista influenciada por las doctrinas filosóficas de los cínicos
y de los epicuros.
Las antiguas fábulas chinas están
influenciadas por el pensamiento de la antigua sabiduría china y la filosofía
antigua china.
Quisiera resaltar las fábulas de
Fedro (siglo I.) en la Roma imperial. Su pensamiento es claramente a favor de
los débiles, de los necesitados, su voz es valiente, solitaria y
revolucionaria.
“La perspectiva ética de Fedro es
eminentemente sapiencial. El individuo sollers (“agudo”), que él describe sobre todo del
personaje Esopo, es su ideal de hombre y en él hallamos plasmados muchos de los
principios éticos que el fabulista formula en su obra: el aspirante a sollers
debe aprender de la experiencia, ejercitar su talento, conocer su naturaleza y
adecuarse a ella, rechazar la jactancia y la vanidad, despreciar las riquezas,
buscar la utilidad, no dejarse engañar por las apariencias y mantener siempre
una actitud desconfiada. El hombre virtuoso que propugna Fedro posee uno de los
rasgos del sabio cínico, pero tiene como característica fundamental su apego al
mundo real y un cierto talante humanitario, ajeno al doctrinario de aquella
escuela, que le lleva a admitir la existencia de la maldad en el mundo y a
reconocer lo difícil que resulta el triunfo de la verdad en él. Su lucha
desesperada contra el improbus expresa su convicción de que ni siquiera el
sabio puede sobreponerse a una maldad que tiene como arma predilecta la
mentira. Con todo, esa lucha contra el malvado revela un cierto optimismo en el
ser humano; el fabulista no se conforma con el “sálvese quien pueda” de la
antigua moral esópica y, tanto en su declaración de venganza contra el que obra
mal como en su certeza de que al final la verdad se impone, mientras los rasgos
del moralista convencido de la bondad natural del hombre.
No obstante, el triunfo
“permanentemente momentáneo” de la mentira acarrea la injusticia y ésta provoca
a su vez la desigualdad social entre humildes y poderosos; contra ella Fedro se
manifiesta en numerosos apólogos, lo que tiñe su obra del pesimismo característico
que tantas veces se ha comentado. La visión de esta sociedad injusta y desigual
conlleva a la indiferencia del fabulista ante unas formas de gobierno que en
ningún caso van a cambiar dicha situación.
Sin embargo, su defensa de la
institución familiar muestra también su confianza en, al menos, determinados
aspectos de la sociedad de los hombres. En opinión, claramente manifestada por
nuestro autor, una familia no se constituye con los meros vínculos naturales:
la paternidad no arranca del acto sexual, sino que se hace día a día con el
ejercicio de la bondad hacia los hijos… “ (7).
El pensamiento de Fedro no era
mayoritario y quizá este sea el verdadero motivo del porqué fue silenciado por
los de arriba, a pesar de su arte poético y su aportación a la fabulística
universal. Fue Fedro y no Esopo (si realmente existió) quien llevó a la fábula
esópica a una estructura de mayor síntesis que la fábula clásica griega. Y fue
Fedro quien la dotó de un pensamiento claramente progresista y en contra de los
poderosos.
Habíamos dicho que el pensamiento o
ideología de la fábula entronca con una fábula concreta en las ideas que
representa o encarna. En su concreción en el relato hay algunas diferencias
entre la fábula occidental y la fábula oriental (India, China, Japón).
En la fábula occidental, esópica
fundamentalmente, la carga ideológica está en el epimitio o moraleja. El relato
no tiene la misma importancia, sólo le sirve al desenlace de la acción para dar
la enseñanza, la ideología, el pensamiento. Sin embargo, en la fábula oriental
la carga ideológica o el pensamiento impregna todo el cuerpo de la fábula. En
el caso de las fábulas del Panchatantra indio se dan las enseñanzas a lo largo
de toda la fábula, a través de múltiples epimitios o moralejas, que van
expresando los personajes, de allí que no necesiten de un epimitio o moraleja
de cierre, como lo hace la fábula occidental o esópica.
La fábula China y japonesa también da
la lección o enseñanza en todo el cuerpo de la fábula, pero no da múltiples
epimitios o moralejas como lo hace la fábula india ni tampoco necesita de un
epimitio o moraleja de cierre porque todo el texto está impregnado de una honda
sabiduría.
IV.- LA FÁBULA:
SU NACIMIENTO ORAL: LA ORALIDAD.
La civilización sumeria puso en sus
tablillas cuneiformes su legado cultural de milenios de tradición oral, así es como se ha llegado a través de la escritura
a esa tradición fabulística milenaria. Así lo han hecho las diferentes culturas
del mundo. Podemos decir que la oralidad es la “Madre de la escritura”, siguiendo
a Walter Ong en su premisa: “que el habla, el lenguaje oral, es la raíz de la
escritura ya que no se concibe la existencia de la escritura sin su antecesora.”
En este aspecto tenemos que
manifestar en relación al estudio del origen oral de la fábula, la exclusiva importancia
que se le da a las culturas llamadas “más avanzadas”, relegándose a otras
culturas de enorme importancia que florecieron en África, Asia, Centro América,
Sur América y otros polos de civilización en el pasado, en donde se desarrolló
la música, la pintura, la cerámica, la metalurgia, la agricultura, la ingeniería,
la medicina, la cirugía. En donde también se desarrolló la poesía, la danza, la
literatura…, también la fábula estuvo presente dando vida y enseñando,
utilizando seres y animales de esos espacios geográficos.
“La tradición oral
latinoamericana, desde su pasado milenario, tuvo innumerables Iriartes, Esopos, y Samaniegos que aun sin
saber leer ni escribir, trasmitieron las fábulas de generación en generación y
de boca en boca, hasta que aparecieron los compiladores de la colonia y la república,
quienes gracias al buen manejo de la pluma y el tintero, perpetuaron la memoria
colectiva en las páginas de los libros impresos, pasando así de la oralidad a
la escritura y salvando una rica tradición popular que de otro modo, pudo haber
sucumbido en el tiempo y el olvido.” (8)
La invención de la escritura es
reciente en la historia de la humanidad si la comparamos con los cientos de
miles de años de la existencia del hombre pensante y en consecuencia de su
lenguaje oral. A través de este poderoso instrumento oral el hombre fue creando
sus mitos, sus leyendas, sus cuentos, sus poesías, sus fábulas, … en donde
florecieron civilizaciones, concretamente en las sábanas africanas, los
desiertos africanos, las selvas africanas, los Himalaya, las selvas
centroamericanas, la selva Amazónica, los Andes,... en donde hasta hoy existe
una rica tradición oral milenaria.
“Desde tiempos muy remotos, los hombres
han usado el velo de la ficción o de la simbología para defender las virtudes y
criticar los defectos; y, ante todo, para cuestionar a los poderes de dominación,
pues la fábula, al igual que la trova en la antigua Grecia o Roma, es una
suerte de venganza del esclavo dotado de ingenio y talento. Por ejemplo, el zorro y el conejo, que
representan la astucia y la picardía, son dos de los personajes en torno a los
cuales giran la mayor cantidad de fábulas latinoamericanas. En Perú y Bolivia
se les conoce con el nombre genérico de “Cumpa Conejo y Atój Antoño”. En
Colombia y Ecuador como “Tío Conejo y Tía Zorra” y en Argentina como “Don Juan
el Zorro y el Conejo.”
Los personajes de las fábulas
representan casi siempre figuras arquetípicas que simbolizan las virtudes y los
defectos humanos, y dentro de una peculiar estructura, el malo es perfectamente
malo y el bueno es inconfundiblemente bueno, y el anhelo de justicia, tan
fuerte entre los niños como entre los desposeídos, desenlaza en el premio y el
castigo correspondientes; más todavía, para que la moraleja y la nobleza de los
diálogos adquieran mayor efecto, se ha recurrido al género de la fábula, cuyos
personajes aparte de ser los héroes de los niños latinoamericanos, no tiene
nada que envidiar a los de occidente y a los dibujos animados de Walt Disney.”
(9).
Al igual que en América Latina en
África existe una milenaria tradición oral en sus diversas lenguas, en donde ha
florecido la fábula y los principales personajes son la Tortuga, el Elefante,
el Caimán, el León, la Pantera, etc. Así
tenemos por ejemplo, la extraordinaria
civilización egipcia desarrollada en el África nororiental:
“Los cuentos egipcios más antiguos
fueron copiados en papiros a partir de la dinastía XII, unos dos mil años antes
de nuestra era. Es posible, sin embargo, que los egipcios practicaran este género
literario desde el inicio de su civilización y que, a partir del año 3000 a.C.,
empezaran a trasmitirse ORALMENTE historias imaginarias…” (10).
V. LA FÁBULA MESOPOTÁMICA. LA FÁBULA SUMERIA.
“Durante mucho tiempo se ha
especulado sobre el origen de la fábula, en un intento de averiguar si procedían
originariamente de Grecia o de la India y cuál de ellas había tenido influencia
sobre la otra. Sin embargo, desde el momento en que ha habido conocimiento de
las fábulas sumerias, acadias, asirias, y babilónicas, ha quedado fuera de toda duda que la fábula más antigua tiene su origen
en Mesopotamia (s.n.). Desde aquí habría llegado a Grecia a través del Asia
Menor y por otra parte a India a través de Persia.” (11).
Dando un salto histórico
extraordinario en los confines del tiempo, como exploradores espaciales, nos
situamos en la formación de las grandes civilizaciones. Han pasado algunos
milenios en la formación de civilizaciones como: la Mesopotámica, la Egipcia,
la China, la India,… Ahora nos ubicamos
en la ciudad antigua de Uruk (3500 a. C – 1750 a.C.), en Mesopotamia. Se ha
inventado la escritura más primitiva, la cuneiforme, la ha inventado y
perfeccionado durante centurias la cultura Sumeria.
Están poniendo en las tablillas
cuneiformes su legado cultural propio teniendo como base el enorme legado
milenario de las culturas mesopotámicas.
Aprovechando este enorme legado producto de largos milenios de tradición
oral, están poniendo su astrología, su derecho, su historia, su religión, su
filosofía, su literatura. En relación a
la literatura, incluyen proverbios, adivinanzas, refranes, reflexiones, fábulas.
Los estudiosos hoy le han llamado Literatura
Sapiencial.
La fábula desde estas fechas muy
antiguas tiene sus características especiales, que con el tiempo adquirirá su
propia personalidad. Ya en los tiempos de las tablillas sumerias la fábula
tiene como principales protagonistas a los animales, tomando la psicología de
aquellos para trasladar a los humanos, ya sea para criticar o ensalzar.
Es bastante curioso que en estos
tiempos haya una brevedad de la fábula
sumeria, y estamos a más de mil años antes del supuesto nacimiento de Esopo (s.
VI a.C.)
“Los griegos y los romanos habían
atribuido la invención de la fábula animal a Esopo, quien vivió en el Asia
Menor en el siglo VI antes de nuestra era. Pero hoy en día se sabe que algunas
de las fábulas cuya paternidad se atribuía a Esopo existían ya desde antes éste
nacer. En todo caso, el apólogo de tipo esópico, compuesto de una breve
introducción narrativa, seguida de una aún más breve moraleja en estilo
directo, ya era conocidísimo en Sumer más de mil años antes del nacimiento de
Esopo.” (12).
Estas fábulas sumerias hasta ahora
las más antiguas ya tenían un núcleo estructural primigenio, que era un breve
relato (lo que hoy llamamos cuerpo de la fábula), sin mayor retórica, se da
luego un breve diálogo de los protagonistas (protagonista y antagonista), en
una lucha dialéctica o agonal, para cerrar el relato con una réplica final. En
algunas fábulas sumerias no hay lucha agonal, pero son fábulas llamadas de
situación. La estructura principal de la fábula sumeria es semejante a la
fábula griega clásica. La diferencia es que los sumerios no ponían los promitios ni los epimitios (moraleja). Pues
en el relato está implícita la enseñanza o reflexión. En este aspecto se parece
mejor a la fábula china, aunque ésta suele ser más larga.
La fábula sumeria tiene una gran importancia, ya que habría
servido de base para el desarrollo posterior de la fábula oriental y
occidental, pues hay evidencias sustanciales que corroboran esta premisa:
“ Y puede darse el caso de que la semejanza
entre ciertas fábulas indias y griegas se deba no a influjos directos en una u
otra dirección, sino a dependencia de
las dos versiones de un modelo antiguo, mesopotámico.
Efectivamente, hemos de ver que la
fábula mesopotámica influyó muy directamente en la fábula griega: es un hecho
hoy conocido… Muy concretamente, la fábula arquilóquea del águila y la zorra,
cuyo modelo acadio es conocido (“El águila y la serpiente”) presenta en la
India versiones en la que intervienen el
cuervo y la serpiente que son, a todas luces, de origen mesopotámico; hay otros
ejemplos más, absolutamente claros. Más
todavía… el “marco” en que se engarzan las fábulas de colecciones indias como
la del Pañcatantra es, precisamente, de
origen mesopotámico.” (13).
Así también los estudiosos de la
fábula han investigado que hay muchas fábulas griegas de origen mesopotámico,
como por ejemplo:
“El águila y la Zorra” (Arquíloco), “Rábula
del mulo” (Arquíloco), “Los árboles y el torrente” (Sófocles), “El macho cabrío
y la viña” (Demétrio de Falero), “La charlatanería de los hombres” (Calímaco,
Yambo II), “El laurel y el olivo” (Calímaco, Yambo IV), Fedro III, 17. “La
Zorra y las uvas” “El perro y los dátiles” (El perro que no logra comerse los dátiles
dice: “están amargos”), “El lobo y el labrador”, “El labrador y la serpiente”, “La
víbora y la lima”, “Zeus y el camello”, “El lobo y la oveja”, “Hermes y el
leñador”, “El caminante y el plátano”, “Las palomas del campo y las domésticas”,
“El águila y la tortuga”, “Los leñadores y la encina”, “El mosquito y el león”,
“El verano y el invierno”, “La madre del mono y Zeus”, “El onagro y el león”, “El
toro y el mosquito”, “La trampa y la alondra”, “Fábula del mono”, “El ratón y
el gato.” (14).
Veamos algunas muestras de fábulas
sumerias que nos da Samuel Kramer en su obra extraordinaria La Historia Empieza en Sumer:
“Por derecho propio se iniciará con
el perro. El perro se presenta como un glotón, de lo que son testigo las dos
piezas siguientes:
I.
El
asno nadaba en el río y el perro se aferraba a él firmemente, diciendo: “cuando
salga a la orilla me lo comeré.”
II.
El
perro acudió a un banquete, pero cuando hubo echado una mirada a los huesos que
por allí había, se alejó, diciendo: “Allí donde me voy ahora tendré algo más
que comer.”
Sin embargo, una de las expresiones más
delicadas del amor maternal está en boca
de una perra.
Así habló la perra, con orgullo: “Tanto
si tienen (los cachorros) el pelo leonado como moteado, quiero a mis pequeños.”
En el caso del lobo parece como si
los sumerios se hubieran sorprendido más que nada de su rapacidad. En una
fábula que, desgraciadamente presenta
dos lagunas, una manada de diez lobos ataca a un rebaño de corderos. Pero
uno de los asaltantes, gran bribón, consigue engañar a sus compañeros por medio
de un razonamiento capcioso:
Nuevo lobos y un décimo lobo mataron
unos cuantos corderos. El décimo lobo era voraz, dijo: “yo haré las partes.
Vosotros sois nueve y así un cordero será vuestra parte común. Por lo tanto,
yo, que soy uno, tendré nueve corderos. Ésta es mi parte”
La fiera cuya personalidad queda
mejor dibujada es el zorro. Los proverbios sumerios hacen del zorro un animal
vanidoso que, tanto por medio de sus palabras como por sus actos, intenta
exagerar su propia importancia. Pero como el zorro, además de fanfarrón, es
cobarde, a menudo queda en ridículo. Lo cual queda atestiguado por las cuatro
imágenes siguientes:
El Zorro pisa la pezuña de un buey
salvaje: “¿Te he hecho daño?”, le pregunta.
El zorro no podía construir su casa,
por lo tanto se fue, como conquistador, a la casa de su amigo.
El zorro llevaba un bastón (y decía):
“¿A quién le voy a pegar? Llevaba un acta jurídica (y decía) “¿Qué proceso
podría yo intentar?”
El zorro rechina los dientes, pero su
cabeza tiembla.
(veamos unas fábulas más largas del
zorro)
El zorro decía a su esposa: “¡Ven! Vamos
a machacar la ciudad de Uruk con nuestros dientes, como su fuese un puerro. Atémonos
a la ciudad de kullab a los pìes como si fuese una sandalia.” Pero no estaban
todavía a 600 gar de la ciudad (3 Km.), cuando los perros de la ciudad se
pusieron a aullar: “¡Gemma-Tummal, Gemma-Tummal.” (los nombres de los zorros).
“Volvamos a nuestra casa”, “¡Vámonos ya!” (dijo el zorro).
El zorro pidió al dios Enlil los
cuernos de un buey salvaje (y) se le ataron los cuernos de un buey salvaje. Pero
el viento sopló y la lluvia se precipitó y el zorro no pudo volver a su país.
Hacia el final de la noche, cuando el viento frío del norte, las nubes de
tempestad y la lluvia lo hubieron abrumado, dijo: “Cuando amanezca…” (el zorro
suplicó que le quitaran los cuernos).
La mayoría de las veces, el león
figura como el animal de presa por excelencia, y sus víctimas favoritas son el carnero, la cabra y el “cerdo salvaje”
(Veamos dos fábulas sumerias sobre el
León)
El león se había apoderado de un
“cerdo salvaje” y se disponía a devorarlo, diciendo: “Hasta este momento tu
carne no ha llenado mi boca, pero tus agudos chillidos me han hecho zumbar los
oídos.”
No obstante, el león no sale siempre
vencedor, incluso es capaz de dejarse enredar con las adulaciones de la “débil
cabra”. Este es el tema de una de las fábulas sumerias más largas, la cual
tiene una reverberación francamente esópica:
(El León y la Cabra)
Un León se había apoderado de una
débil Cabra.
-Déjame marchar y te daré un carnero,
uno de mis compañeros-dijo la Cabra.
-Antes de que te deje marchar, dime
tu nombre-respondió el León.
-¿No sabes mi nombre? Mi nombre es
“Tú eres inteligente”.
Así pues, cuando el León llegó al redil de los carneros, rugió:
-Ahora que he llegado al redil de los
carneros te soltaré.
La Cabra respondió desde el otro lado
de la valla:
-Tú mes has soltado ¿Has sido
inteligente? En lugar de “darte” el carnero, ni yo mismo me voy a quedar allá.”
(15).
(Me he tomado la licencia sin quitar
ni agregar nada al texto ponerlo en estructura esópica y le hemos puesto un
título “El León y la Cabra”).
VI. EL
PERSONAJE ESOPO
Esopo y Zorra. Kilix ático de figuras rojas, hacia el 470 a.C. Museo Gregoriano Etrusco, en los Museos Vaticanos.
Las opiniones de los investigadores
están divididas en relación a la existencia del personaje Esopo. Unos creen que
es una leyenda y tienen fundamentos de peso, ya que no han encontrado hasta
ahora nada escrito por él que de fe de su existencia como fabulista. Otro
fundamento es que muchas de las fábulas que se le atribuyen son más antiguas
que su posible existencia (s.VI a.C.) y pertenecen a otras culturas. Otro argumento es
que Esopo es una invención popular al que se le atribuyeron cualidades de
adivino, sabio y contador de historias. Sumado a que había sido un esclavo
negro de aspecto deforme, con joroba y muy feo. Es decir, toda una leyenda.
Sin embargo, hay otro grupo de
investigadores que creen en la existencia real del personaje Esopo, como por
ejemplo, Francisco Rodríguez Adrados, un investigador profundo de la fábula
greco-latina. Su principal argumento es la historicidad del personaje Esopo.
Valiéndose de autores antiguos de renombre que lo mencionan como Aristófanes, Platón,
Aristótales, Sócrates, Fedro, etc. Así como datos y anécdotas del personaje
Esopo en autores antiguos. Veamos algunos puntos de su tesis:
“Pasajes recogidos por Perry en sus
Aesopica p. 215 ss. Testimonian que ya en el siglo V (a.C.) existía una leyenda
de Esopo, no una vida escrita. Heródoto II 134 coloca a Esopo, esclavo, en la
isla de Samos en la época de Safo: le califica de “… autor de fábulas o
historias” y habla de su muerte por los delfios y la expiación que éstos
hubieran de pagar; nada dice de su patria de origen.” (16).
“…La existencia de un núcleo
histórico, un Esopo narrador de fábulas en Samos, anterior unos sesenta años a
nuestras fuentes. No podemos afirmarlo ni negarlo, aunque es verosímil. Habría sido el punto de cristalización de
elementos legendarios, griegos y orientales … “ (s.n.). (17)
“El elemento más claramente
legendario es la muerte de Esopo. Desde Aristófanes y luego en varios lugares
aparece el tema de la muerte de Esopo a manos de los delfios. Estos habrían
ocultado una copa en su equipaje y le habrían juzgado como sacrílego: en su
defensa Esopo narró la fábula del águila y el escarabajo. Fue muerto,
despeñado, por los delfios; pero una serie de pasajes, bien que tardíos,
cuentan que a consecuencia de ello les sobrevino una peste (hambre, según
otros) de la que solo se libraron cuando por orden del oráculo sacrificaron en
honor de Esopo, como de un héroe, en un altar que fundaron.” (18).
“… Con la historia asiria de Ahikar, el consejero regio, narrador de fábulas y
proverbios, solucionador de enigmas, que fue, también él, asesinado (aunque sólo
supuestamente) y volvió a la vida. El influjo del Ahikar en la leyenda del
siglo V (a.C.) y luego en la Vida (de Esopo) es el elemento que permite,
pensamos, concebir cómo el ritual délfico del fármaco quedó enlazado desde el
mismo siglo V al personaje Esopo, el samio.” (19).
“Esta Vida (de Esopo) pertenece a un
género de la literatura popular que se difundía en versiones continuamente
alteradas. Hemos de ver que está profundamente influida por la Vida de Ahikar
asirio, de la que incluso traduce un amplio pasaje; hemos de ver también que
recoge ampliamente temas de la filosofía cínica y el ambiente del Egipto
greco-romano.” (20).
“los temas de la muerte injusta, del
castigo divino, del hambre y la peste, de la expiación, de la resurrección, nos
recuerdan temas obsesivos de la mitología babilonia, pero también la egipcia,
hetita y griega: Tamuz, Osiris, Telipino, Dioniso, Perséfono, son algunos de
los ejemplos más conocidos de dioses de este tipo. El fármaco es,
evidentemente, una perduración de los mismos a nivel popular, casi folklórico:
los dioses griegos, ya lo hemos dicho, es a estos niveles a los que mejor
conservan estos antiguos rasgos.” (21).
“… el personaje Esopo presenta un
rasgo nuevo: el de su ingenio como narrador de fábulas. La del águila y el
escarabajo, concretamente, quiere decir que no puede abusarse del débil, que
éste también puede vengarse del poderoso: como acaeció cuando los delfios le
mataron y fueron castigados por ello. O sea: pensamos que el personaje del
fármaco, vejado y expulsado, tenía también él una intervención de tipo cómico,
contando fábulas o proverbios o chistes alusivos a su caso, atacando y
satirizando: igual que Ahikar, igual que personajes carnavalescos comparables
como el Carnaval, el Peropalo, etc.; y en Grecia, los personajes de la comedia
y los propios poetas yámbicos y cómicos…” (22).
“Por lo demás, si es cierta nuestra
hipótesis el personaje Esopo procede de un ritual délfico, aunque luego se
extendiera a otros ambientes y lugares en los que había, sin duda, personajes
semejantes. Su origen frigio u oriental se debería, según nosotros, a haberse
relacionado el personaje con el Ahikar. Y, aun sin llegar a ello, al
conocimiento general de la existencia de una fábula oriental, que penetró en
Grecia en el siglo VII
(a.
C.).”
(23).
“La innovación
fundamental en la historia de la fábula se produjo, pues, cuando los
participantes en la fiesta o el banquete, incluido los poetas que dieron forma
estable a los relatos, en vez de narrar por sí mismos ciertas fábulas en
relación con sucesos concretos, comenzaron a narrarlas como “Esopo dijo” (o
como “un cario dijo”, etc., siempre con ambientación oriental, como se ve). Dado
que, evidentemente, solo una parte del antiguo género entraba dentro de esta
formulación, se trató de circunscribir así un género más limitado, el de los
Aisopeíor lógoi: implícitamente, lo son incluso aquellas narraciones del mismo
tipo que no figuran atribuidas a Esopo.” (24).
“… Lo importante es que
la figura legendaria de Esopo, desde el momento en que se internacionalizó y
rebasó el estrecho ritual, sin duda, era presentada miméticamente en el origen,
dio un marco ya claro a toda una rama de la literatura que constituyó por
oposición al mito y con rasgos y finalidades muy características.” (25).
“Para nosotros lo
importante es que las raíces griegas de la fábula animalística, de los rituales
animalísticos, del personaje Esopo son claras y evidentes. Que, de un lado, sólo
un sector de esta literatura
animalística es definida como fábula: el que presenta rasgos “cómicos” y se
separa gradualmente del mito en general. Que, de otro, esa fábula animalística
es considerada, incluso en el siglo V (a.C.) todavía, como genéricamente
idéntica a fábulas con elementos divinos o humanos que nosotros calificaríamos,
tal vez, de mito o anécdota. Y que este conjunto, a su vez, forma parte de un
amplio sector de las fiestas y de la literatura griega.” (26)
“Los rituales en que intervienen
comos animalísticos, sin verbalizar o verbalizados; los relatos por parte de
poetas o de personajes que eran mimados, del tipo de “Esopo”, son el origen de
la fábula animalísitica. Pero unida a otro tipo de fábulas y a elementos como
máximas, palabras de escarnio, símiles festivos, etc. Todo ello en torno a los
eternos temas del enfrentamiento o agón -el cambio de manos del poder- y del
origen de las cosas; temas que se desarrollaban con referencia al presente, es
decir, vertiendo sátiras e ironías, amenazas y exhortaciones.” (27).
Vemos que algunos de
estos argumentos de Francisco Rodríguez Adrados son verosímiles. Otros
argumentos son sólo válidos para la fábula griega, no para la fábula Sumeria
(la más antigua), ni para la fábula India, China, Japonesa, Egipcia…, es decir,
no son válidos para la fabulística universal.
La posición mayoritaria
de los estudiosos de la fábula creen que el personaje Esopo es una leyenda, es
decir, un invento.
Alcalá de Henares, 15 de Mayo de 2016.
NMS
NMS
N O T A S
1.- José Repollés, Las mejores fábulas, Editorial Óptima,
Barcelona, 2000, pág. 9.
2.- “Por el estudio de
los primitivos actuales, los etnólogos han llegado al convencimiento de que la
música rítmica, conseguida por golpes con piedras, maderas o conchas, y la
pintura de carácter corporal constituyen los primeros intentos artísticos de la
especie humana…”
A. Fernández, E.
Bernechea y J. Haro, Historia del Arte, Ediciones
Vicens-Vives, S.A., Barcelona, 1988, pág. 19.
3.- Samuel Noah Kramer, La Historia Empieza en Sumer, Ediciones
Orbis S.A., Barcelona, pág. 106.
4.- José Manuel Pedrosa,
Bestiario, Medusa Ediciones, 2002, pág.
214.
(texto de Julián Marías,
Antropología Metafísica, Madrid,
Espasa Calpe, pág. 78 y 79).
5.- Ibídem, págs. 353 y
354.
6.- Bárdenas de la Peña
y López Facal, Fábulas de Esopo, Vida de
Esopo, Fábulas de Babrio, Ediciones Gredos, Madrid, 1985, pág. 107.
7.- Antonio Cascón
Dorado, Fedro, Fábulas, Aviano, Fábulas,
Fábulas de Rómulo, Ediciones Gredos S.A., Madrid, 2005, págs. 44 y 45.
8.- Víctor Montoya, Tradición Oral Latinoamericana.
9.- Ibídem.
10.- Jesús López, Cuentos y Fábulas del Antiguo Egipto, Ediciones
Trotta S.A., Barcelona, 2005, pág. 7.
11.- Gonzalo López
Casildo, Fábulas, Esopo, Alianza
Editorial, Madrid, págs. 7 y 8.
12.- Samuel Noah Kramer,
La Historia Empieza en Sumer, Ediciones
Orbis, S.A., Barcelona, 1985, pág. 107.
13.- Francisco Rodríguez
Adrados, Historia de la Fábula
greco-latina, Editorial de la Universidad Complutense, Madrid, págs. 304 y
305.
14.- Ibídem, págs.
376-379.
15.- Samuel Noah Kramer,
La Historia Empieza en Sumer, Ediciones
Orbis S.A., Barcelona, 1985, págs. 107-109.
16.- Francisco Rodríguez
Adrados, Historia de la Fábula
greco-latina, Editorial de la Universidad Complutense, Madrid, pág. 287.
17-27.- Ibídem, págs.
289-299 (extractos).