sábado, 22 de abril de 2017

FÁBULAS DEL LIBRO EL GRITO DE LA TIERRA (SEGUNDA ENTREGA)


FÁBULA: LOS AMIGOS Y EL GAVILÁN

A mi maestra Carmen Marcos con inmenso cariño.



LOS AMIGOS Y EL GAVILÁN

A mi maestra Carmen  Marcos con inmenso cariño

Se reunieron el Chilalo y el Choqueco en el árbol de las chirimoyas.

—Llamemos a nuestros amigos para comer juntos —dijo el Chilalo.
—Yo llamo al Chigüiso —dijo el Choqueco.
—Y yo, a la Chiroca —respondió el Chilalo.
—¡Yo también quiero chirimoya! —exclamó la Chicharra desde el suelo.
—Está bien, amiga —dijo el Chilalo—, pero deja de hacer tanto ruido. Guarda tu música para que nos avises cuando venga el Gavilán, y así poder escondernos en el ollero.
—Sí, yo les avisaré cuando venga el Gavilán, pero dejen caer del árbol una chirimoyita, que tengo hambre.
—¡Allí va! —dijo el Chilalo, convidándole una fruta—. Ya sabes: en cuanto veas que asoma el Gavilán, grita fortísimo con tu música.
—Bien, bien —asintió la Chicharra, mientras lamía la chirimoya.
Cuando todos los amigos estaban en pleno banquete, la Chicharra dio la voz de alarma. De inmediato, los cuatro amigos se metieron en el ollero. El Gavilán pasó zumbando y comenzó a picotear la entrada furioso, mientras la Chicharra seguía chillando como una sirena.
—¿Por qué chillas tanto, Chicharra? —gritó el Gavilán, malhumorado desde un algarrobo.
—Porque tengo hambre, señor —respondió la Chicharra, escondida bajo unas matas.
—Dime dónde estás y yo te daré comida —dijo el Gavilán, tratando de engañarla.
—Estoy dentro de una piedra, señor —replicó la Chicharra—. Usted, con su fuerte pico, puede liberarme.
El Gavilán, lleno de rabia, se lanzó a picotear las piedras enloquecido, hasta que su duro pico se rompió. Entonces comprendió que había sido burlado.
El Chilalo cantó desde el ollero, y también cantaron el Choqueco, la Chiroca y el Chigüiso. Desde otros árboles se unieron la Zoña, la Luisa, el Negro Fino, el Gorrión, la Pampera y el Chicloy…
El Gavilán, con su pico adolorido y rajado, huyó alicaído y avergonzado ante aquel concierto de trinos de aleluya.
Moraleja
¡La unión es la fuerza
más poderosa de los débiles!




JUNTA DE LOBOS


JUNTA DE LOBOS

Se reunieron los Lobos hambrientos.
Las Ovejas, en el redil, temblaron.
Los Perros cuidadores, preocupados, hablaron:
—Hermanitas Ovejas, cuando los Lobos hambrientos se reúnen en consejo, es presagio de matanza.
—¿Qué haremos? —preguntó la Oveja más vieja.
—¡Avisar al Hombre! —dijo el Perro más listo.
—¡Sí, avisar al Hombre! —gritó todo el rebaño.
—¡Avisar al Hombre!
Al llamado de los Perros vinieron los Hombres, y con sus armas espantaron a los Lobos hambrientos.
Cuando todo volvió a la calma, la Oveja Sabia meditó en voz alta:
—Mientras pensemos como Ovejas, solo hemos aplazado la muerte que nos daría el Lobo; pero mañana nos la dará el Hombre, pues vivimos entre hambrientos Lobos e inhumanos Hombres.


Moraleja
Quien busca amo para salvar su pellejo,
cambia de verdugo, pero no de espejo.





EL GUSANO QUE CREÍA CONOCER EL MUNDO




—¡Yo conozco el mundo! —gritó un Gusano que se revolcaba en el lodazal.
—¿Y cómo es el mundo? —le preguntó una Abeja desde su panal.
—Es un paraíso muy grande —respondió el Gusano.
—¿Y qué más hay? —preguntó la Abeja sin dejar de trabajar.
—Bueno, hay muchos de mi especie, pero yo soy el más sabio, el que conoce más.
—Entonces el mundo que conoces es solo una charca maloliente —replicó la Abeja, pensativa.
—¿Y tú, quién eres? —interrogó el Gusano, enfadado.
—Yo soy solo una simple Abeja, quizá la última del colmenar.
—¿Y crees conocer más que yo? —increpó, soberbio, el sabio de la gusanera.
—Veamos, amigo —dijo la Abeja, persuasiva—: ¿conoces la tierra seca?
—¡No!
—¿Los árboles?
—¡No!
—¿Las flores?
—¡No!
—¿El río?
—¡No! ¿Qué es el río? —preguntó el Gusano.
—El río —respondió la Abeja— son masas de agua, millones de veces más grandes que tu charca.
—¡Oh! —se sorprendió el Gusano.
—¿Conoces al Cóndor? —preguntó la Abeja.
—¡No! ¿Quién es?
—Es un pájaro inmenso que vuela por los cielos y ha visto el mar.
—¿Qué es el mar? —preguntó el Gusano.
—El mar, según nos ha contado el Cóndor, son masas de agua millones de veces más grandes que un río.
—¡Ooooooohhh! —se asustó el Gusano del barrizal.
—¿Y has oído hablar del Gran Cóndor Sagrado?
—¡No! —respondió aturdido el Gusano— ¿Quién es?
—El Gran Cóndor Sagrado es un Dios que recorre los espacios siderales y ha visto mundos millones de veces más grandes que el mar.
—¡Oooooooooooohhhhhh! —balbuceó el Gusano, desmayándose al imaginar mundos tan colosales.

Quizá desde los cielos
otros seres superiores
nos miren a los humanos
como a unos simples gusanos.


domingo, 2 de abril de 2017

REVISTA DE LITERATURA POPULAR



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