FÁBULA:
LOS AMIGOS Y EL GAVILÁN
A mi maestra Carmen Marcos con inmenso cariño.
Se
reunieron el Chilalo y el Choqueco en el árbol de las chirimoyas:
— Llamemos
a nuestros amigos para comer juntos — dijo el Chilalo.
— Yo
llamo al Chigüiso — dijo el Choqueco.
— Y yo,
a la Chiroca — dijo el Chilalo.
— ¡Yo
también quiero chirimoya! — exclamó la Chicharra desde el suelo.
— Está
bien, amiga — dijo el Chilalo —, pero deja de hacer tanto ruido, guarda tu
música para que nos avises cuando venga el
Gavilán y así poder escondernos en el ollero.
— Sí, yo
les avisaré cuando venga el Gavilán, pero dejen caer del árbol una chirimoyita,
que tengo hambre.
— ¡Allí
va! — dijo el Chilalo convidando una chirimoya a la Chicharra — Ya sabes, en
cuanto veas que asoma el Gavilán gritas fortísimo con tu música.
— Bien,
bien — asintió la Chicharra, mientras lamía la Chirimoya.
Cuando todos los amigos estaban en pleno banquete la
Chicharra dio la voz de alarma. De inmediato, los cuatro amigos se metieron en el
ollero. El Gavilán pasó zumbando y empezó a picotear el ollero enfurecido,
mientras la Chicharra seguía chillando como una sirena.
— ¡Por
qué chillas tanto, Chicharra! — gritó el Gavilán malhumorado desde un
algarrobo.
— Porque
tengo hambre, señor — respondió la Chicharra escondida bajo unas matas.
— Dime dónde
estás y yo te daré comida — habló persuasivo el Gavilán.
— Estoy
dentro de una piedra, señor — dijo la Chicharra —. Usted con su fuerte pico
puede liberarme.
El Gavilán, lleno de odio, se lanzó a picotear las piedras
enloquecido, por lo que su duro pico se rompió. Entonces se dio cuenta de que
había sido engañado.
El Chilalo cantó desde el ollero, y también cantaron el
Choqueco, la Chiroca y el Chigüiso. Desde otros árboles cantaron la Zoña, la
Luisa, el Negro Fino, el Gorrión, la Pampera y el Chicloy …
El Gavilán, con su pico adolorido y rajado, tuvo que huir
alicaído y avergonzado ante ese concierto de trinos de aleluya.
¡La
unión es la fuerza
más
poderosa de los débiles!
JUNTA
DE LOBOS
Se
reunieron los hambrientos Lobos. Las Ovejas, en el redil, temblaron. Los
Perros
cuidadores preocupados hablaron:
— Hermanitas
Ovejas, cuando los Lobos hambrientos se reúnen en consejo es presagio de
matanza.
— ¿Qué
haremos? — preguntó la Oveja más vieja.
— ¡Avisar
al Hombre! — dijo el Perro más listo.
— ¡Sí,
avisar al Hombre! — gritó todo el rebaño.
— ¡Avisar
al Hombre!
Al llamado de los Perros vinieron los Hombres y con sus
armas espantaron a los Lobos hambrientos. Cuando todo volvió a la calma, la
Oveja Sabia meditó en voz alta:
— Mientras
pensemos como Ovejas, solamente hemos aplazado la muerte que nos daría el Lobo;
pero mañana, nos la dará el Hombre, pues vivimos en medio de hambrientos Lobos
e inhumanos Hombres.
EL
GUSANO QUE CREÍA CONOCER EL MUNDO
— ¡Yo conozco el mundo! — gritó un Gusano
que se revolcaba en el lodazal.
— ¿Y
cómo es el mundo? — le preguntó una
Abeja desde su panal.
— Es un
paraíso muy grande — respondió.
— ¿Y qué
más hay? — preguntó la Abeja sin dejar de trabajar.
— Bueno,
hay muchos de mi especie pero yo soy el más sabio, el que conoce más.
— Entonces
el mundo que conoces es sólo una charca maloliente — respondió la Abeja,
pensativa.
— Y tú,
¿quién eres? — interrogó el Gusano enfadado.
— Yo tan
solo soy una simple Abeja, quizá la última del colmenar.
— ¿Y
crees conocer más que yo? — increpó soberbio el Sabio de la gusanera.
— Veamos
amigo — dijo la Abeja, persuasiva —, ¿conoces la tierra seca?
— ¡No!
— ¿Los
árboles?
— ¡No!
— ¿Las
flores?
— ¡No!
— ¿El
río?
— ¡No!
¿Qué es el río? — interrogó el Gusano.
— El río
— respondió la Abeja — son masas de agua, de puras aguas, millones de millones
de veces más grandes que tu charca.
— ¡Oh! — se sorprendió el Gusano.
— ¿Conoces
al Cóndor? — interrogó la Abeja.
— ¡No!,
¿quién es?
— Es un
pájaro inmenso que vuela por los cielos y ha visto el mar.
— ¿Qué es
el mar? –— preguntó el Gusano.
— El
mar, según nos ha contado el Cóndor, son masas de agua millones de millones de
veces más grandes que un río.
— ¡Ooooooohhhhh
— se asustó el Gusano del barrizal.
— ¿Y has
oído hablar del Gran Cóndor Sagrado?
— ¡No! —
respondió asustado el Gusano — ¿Quién es?
— El
Gran Cóndor Sagrado es un Dios que recorre los espacios siderales y ha visto
mundos millones de millones de veces más grandes que el mar.
— ¡Ooooooooooooohhhhhhhhhhhhh!
— balbuceó aturdido y desmayándose el Gusano del lodazal al imaginar mundos tan
colosales.
Quizá
desde los cielos
otros
seres superiores
nos
miren a los humanos
como a
unos simples gusanos.