RELATOS BREVES (1)*
Para mi entrañable y respetado suegro Enrique Carranza Martínez, en sus tiempos, consecuente dirigente obrero textil y comunal. Que el árbol de la vida esparza su buena semilla.
EL RITO DEL NIÑO AMARU CUNYA
El niño Amaru Cunya camina
tres horas para llegar a su escuela. Se levanta a las cuatro de la madrugada,
le ayuda a su padre a ordeñar las cabras y sale corriendo con su alforja de
fiambre, que le ha preparado su madre para todo el día. En la oscuridad, bordea
un cerro, cruza la arboleda y una quebrada y cuando está en lo alto de la
última loma, ya para bajar a su destino, se para unos minutos a contemplar su
escuelita. Lo hace todos los días como un rito. Mira los muros blanquísimos de
barro y caña, hechos a pulso con mucho amor por sus padres. Absorto en sus
pensamientos sigue mirando con profundidad su escuelita y luego que se ha
deleitado baja corriendo, gritando con
alegría, en un arranque de entusiasmo. ¡Qué admiración y respeto muestra por su
casa de estudios! ¡Cuánta fe y esperanza en el futuro me da el niño Amaru Cunya!
EL CHORRO
La comunidad florecía con el
chorro que era como un prodigio del cielo. En los seres vivos y hasta en las
piedras resplandecía la vida por el agua cristalina que manaba del chorro.
Una mañana triste se secó el chorro en plena
sequía general. La comunidad tenía reservas para pocos días. A la semana
comenzó el éxodo de hombres y animales sedientos. A los diez días cuando las
últimas familias acomodaban sus equipajes, los pocos niños de la aldea llegaron
corriendo exclamando:
¡¡¡Ha despertado el chorro,
ha despertado el chorro!!!
El chorro en su remota existencia, como una
madre tierna, volvía a manar agua para que continúe la vida.
LA INVASIÓN
El joven perseguido llegó de
madrugada a su choza en una invasión de tierras para vivienda. La puerta de
lata había sido violentada. Entró con cautela en la oscuridad. Escuchó la
respiración agitada de alguien que dormía en su cama. Con resolución prendió un
fósforo para alumbrar al forastero. Era un loco conocido, que le había invadido
su choza y su cama. Apagó el fósforo y se retiró al angosto patio, se sentó en
la blanca arena y apoyó su espalda en la estera dorada y una leve sonrisa se
dibujó en su rostro pensativo y moreno iluminado por la luna.
LA IDEA EN EL AIRE
El poeta acostado en su cama
y en larga noche de meditación concibió una idea brillante, se levantó desnudo,
prendió luz para anotar la idea; pero el ruido despertó a su mujer, quien con
mucha ternura le dijo: “amor, hoy no tenemos para la comida. ¿Qué hacemos?”. El
poeta volvió a la dura realidad y se le fue la idea, que se quedó en el aire…
Alcalá de Henares, invierno de 2019.
(*) Cuadernos de NMS: Relatos breves.
(**) Ilustraciones de Martín Vite Bautista.
Alcalá de Henares, invierno de 2019.
(*) Cuadernos de NMS: Relatos breves.
(**) Ilustraciones de Martín Vite Bautista.