
VI
El inquieto comunero se puso
de pie en el mugriento canchón que atacado por el temporal, lloraba gotas de
agua turbia. Con rostro sereno y curtido miró a su amigo negro y exclamó:
-Esta
vida es un infierno, qué jodidos estamos aquí, en mi Comunidaá malo que bueno
sobrevivimos.
-Allá
en las haciendas del Alto Piura es pior con los Seminario, los Reusche, los
Sheffer, los León- respondió el negro fugitivo con rostro brilloso en el que se
reflejaba el candil.
-Las
tierras de mi Comunidaá en el Bajo Piura son nuestras sólo que el Estau nos
jode con impuestos, el Banco Agrario nos aprieta el gañote con sus préstamos y
los comerciantes nos compran por una bagatela nuestros productos...
-Hermano
Inga...