
II
LAS
PEONADAS
(CONTINUACIÓN)
Don Rubencito y Camilo concluían de
alimentar con aceite al D-8 y Chapalolla con un balde con agua, lleno de
agujeros, echaba apuradamente el líquido en el enorme radiador de la cartapila.
Era mitad de tarde, el sol quemaba aún,
y en el bosque, a lo lejos, continuaba el canto de los pajarillos y unos
audaces sobrevolaban el escenario de trabajo del hombre, causante de su mundo
trastornado. Don Rubencito había hecho una pausa y Camilo completamente sudoroso
se acordó de algo.
-Chapalolla, traéme la limeta de chicha pa’ convidarle a don Rubencito.
- Ya
mestro, ya mismo termino dechar agua.
Y...