El Trino en la Selva
Nicolás Masías Sosa
Primera edición Abril de 2010
De esta edición:
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Composición y diagramación: Luis Armas Moreno
Corrección de textos: Alberto Alarcón
Ilustración de Carátula: Óscar Alarcón Prieto
Ilustraciones interiores: Martín Vite Bautista
Diseño de Carátula:
Luis Armas Moreno
Alberto Alarcón
Foto de solapa: José Javier Martínez Palacín
C O N T E N I D O
Prólogo
Dedicatoria
La Burbuja y la Vida/17
El Árbol
Viejo y el Árbol Mozo/20
La Piedra que
Destila Agua/22
El Sol y las
Nubes/24
Perder para
ganar/26
El Árbol y el
Bosque/28
El equilibrio
de las Aguas/31
El Árbol y la
Flor/33
La Flor
Silvestre/36
El Sol, las
Nubes, la Tierra y el Viento/39
El Día y la
Noche/41
El Manantial/44
El Arador/46
El Congreso
de los Reptiles/48
El Pez Grande
y el Pez Chico/50
La Cucaracha/52
El Arbolito y
el Pajarito/56
La Zorra y el
Pez/58
El Hombre
Fracasado y la Hormiga/61
La Flor y el
Canario/64
La luciérnaga
y los Sapos/66
La Serpiente,
el Perro y el Burro/69
Los Hitos y
el Cóndor/73
La Cotorra/75
El Chilalo y
la Urraca/78
La Lora y el
Niño/81
El Juego del
Gato y el Ratón/84
La Liebre y
el Perro de Caza/86
Cuando el
León huyó del Zorro/89
El León y el
Hombre Valiente/91
El Tigre
Disfrazado/93
El Elefante
Sabio y los Monos/95
El Gallo
Petulante y el Eco/101
El Globo y el
Cóndor/104
El Artista y el Tiempo/108
Las Señales/110
Esopo
Injuriado/113
Los
Caballeros de la Bolsa de Oro/115
El Lápiz y el
Papel/117
El Lamento y
la Serenidad/120
El Buen y el
Mal Pensamiento/122
La Vida y la
Muerte/125
Un Granito de Arena/128
Las Furias/130
P R Ó LO G O
El rey
Salomón hebreo, el germano Sigfrido, el indio Mowli, el británico Harry Potter,
se cuentan entre los héroes que han pasado a la eternidad gracias a la
meritoria virtud de saber entender el lenguaje de los animales. A ellos podemos
asociar ahora a Nicolás Masías (aunque a él lo tengamos que incluir dentro de
la categoría de los héroes de carne y hueso), fabulista del agreste Perú transterrado
en el sofisticado zoológico de España, cuyo oído parece saber captar la rara
frecuencia en que sienten y se expresan los animales, o al menos en que algunos
animales parece que son capaces de entenderse con ciertos escogidos humanos.
Las fábulas de
Nicolás Masías reciben, por supuesto, el caudal de la influencia esópica
clásica, el de la fabulística europea medieval, el de los moralistas del S.
XVIII (La Fontaine, Samaniego, Iriarte) que encarnaron en las figuras y en las
voces de las bestias los vicios y las virtudes de los hombres. Fuentes que él
conoce y maneja a la perfección. Pero sus fábulas heredan, además, diversas
tradiciones de la literatura popular escrita peruana (la que los filólogos
identificamos con la literatura de
pliegos o folletos de cordel), que un persistente laberinto de poetas, de
narradores, de impresores, ha mantenido viva y pujante, contra viento y marea,
en las condiciones a veces más modestas, y a veces más penosas (es decir, en
las circunstancias más apropiadamente heroicas), hasta hoy. En las vueltas y
revueltas de sus páginas, Nicolás Masías se ha encontrado además, y ha sabido
asimilar muy bien, la tradición de lo que llamamos literatura infantil y juvenil, pues al público escolar están
dirigidas, esencialmente (aunque no exclusivamente) sus fábulas.
Ahora bien: no
todo son herencias e influencias en estas páginas de Nicolás Masías.
Creatividad genuina, emotividad personal, estilo a mitad de camino entre lo
fantástico y lo pedagógico, dan a estos relatos un perfil absolutamente
singular, lleno de frescura, de sinceridad y de calidez (tal y como es él). No
hay muchos que serían capaces de poner en pie el pequeño teatro animal que pone
en escena el autor de estos relatos, entre otras cosas porque el lenguaje
críptico de los animales solo se deja entender por las pocas personas de carne
y hueso que reúnen esos desacostumbrados requisitos.
José
Manuel Pedrosa
Universidad
de Alcalá de Henares
A mis hijos: Nicolás, Nilo y Said.
A mi inolvidable hermano
Mariano Masías Sosa,
consecuente luchador social,
en homenaje póstumo.
A G R A D E C I M I E N T O:
A mis Maestros: José Manuel Pedrosa de la Universidad de Alcalá, y Carmen Marcos de la UNED-Guadalajara, por sus valiosos consejos literarios.
Hoy, el sol, los pájaros, el viento, unos
niños, han venido a visitarnos: nos han
traído con la aurora la alegría de la vida.
-Padre, ¿por qué los sabios han
repetido siempre a través de los tiempos
los mismos principios?
-Hijo, porque, es necesario que los pájaros continúen trinando sus eternas verdades en el concierto de este reino.
A mi inolvidable hermano
Mariano Masías Sosa,
consecuente luchador social,
en homenaje póstumo.
A G R A D E C I M I E N T O:
A mis Maestros: José Manuel Pedrosa de la Universidad de Alcalá, y Carmen Marcos de la UNED-Guadalajara, por sus valiosos consejos literarios.
Hoy, el sol, los pájaros, el viento, unos
niños, han venido a visitarnos: nos han
traído con la aurora la alegría de la vida.
-Padre, ¿por qué los sabios han
repetido siempre a través de los tiempos
los mismos principios?
-Hijo, porque, es necesario que los pájaros continúen trinando sus eternas verdades en el concierto de este reino.
LA BURBUJA Y LA VIDA
Para “La Madre Sol”, con amor
La Vida dijo a una Burbuja que titilaba alegre:
-¿Quién eres tú?
-Soy una Burbuja, y aunque salte de aquí para allá, en mí
late la vida, soy peregrina en el mundo, como todos los seres.
-Pero tu existencia es efímera – le respondió la Vida.
-Sí, es verdad; aunque eso es relativo, ya que sea que el
tiempo tenga o no sentido para los seres y las cosas.
-El tiempo tiene significado –exclamó la Vida – todos los
seres pretenden eternizarse.
-Es cierto, yo quisiera tener más vida y burbujear
perennemente en la naturaleza, pero eso tampoco es posible, pues rompería la
armonía del universo. No puede ser de otra manera.
-¿Quiere decir que te conformas con tu aliento fugaz?
-interrogó la Vida.
-Sí, hasta cierto punto. Hay hechos irreversibles, el hombre
mismo pretende la inmortalidad, pero aun siendo tan pensante y hacedor de cosas
maravillosas jamás podrá lograrlo.
-Pero la vida del hombre es mucho más compleja que la tuya.
-Si vemos los fenómenos aisladamente- intervino la Burbuja
resplandeciendo con sus colores – hay entes que parecen ser y no son, yo soy
consecuencia de todo un proceso, de toda una antiquísima historia. Si no
hubiera agua ni aire no existiría. Sin estos fundamentales elementos no hubiera
sido posible la vida en el planeta.
-Eres tan escueta. Me das mucha tristeza. Si estuviera en mi
potestad prolongarte la existencia, lo haría – dijo la Vida mirándola
compasivamente.
-No te aflijas –susurró la Burbuja condolida -, estoy
cumpliendo mi rol en el concierto de la naturaleza, sólo trato de cumplir bien
mi papel.
-Cómo no voy a sentir si yo te engendré y toda madre vela
por sus hijos y los considera iguales, sean estos buenos o malos, feos o
hermosos. Tú eres bella y me encanta ver cómo saltas, cómo brillas, pues en ti
habita el arco iris; pero qué nostalgia cuando de súbito te desvaneces y quedas
hecha nada sin vida…
-No te aflijas, madre- dijo la Burbuja agonizante- las
sustancias que me forman seguirán subsistiendo en el aire, en el agua y en los
seres a quien tú das vida animada.
Algún día me encontrarás en el jugo de una manzana, en la
espuma de un lago, en el corazón de un cordero o en la neurona de un hombre.
-Sí, hija mía, te buscaré, te encontraré- dijo la vida
emocionada y estrechó en su pecho a la Burbuja que se esfumó en el barro…
EL ÁRBOL VIEJO Y EL ÁRBOL MOZO
Un Árbol Viejo, ya seco y sin flor, vio a otro que crecía
lozano y en soledad del otoño le quiso probar su corazón.
-Hermanito-suplicó el Árbol Viejo-, cuando crezcas ¿me darás
la mano para levantarme?
-Nada me has pedido, noble anciano- respondió el Árbol Mozo-
cuando crezca te levantaré con mis profundas raíces, mi robusto tallo y mi
savia pura.
-Gracias, hijo- respondió el Árbol Viejo conmovido hasta las
lágrimas- me has reanimado, la vida hermosa cuando hay comprensión y una mano
se extiende a la mano caída. Y aunque no ofrezca pan y sólo brinde amor, eso
basta para llenar un corazón.
El Árbol Viejo pudo vivir muchas hermosas primaveras con la
savia que día a día le inyectaba el generoso y solidario Árbol Mozo.
LA PIEDRA QUE DESTILA AGUA
A una especie en extinción: Domi, Félix, Geul y Pakito.
-Padre, ¿por qué me has puesto a observar la Piedra que
Destila Agua?
-Porque de ella hay mucho que aprender, hijo mío.
-¿Se puede aprender de una piedra que ´solo gotea?
-Si observas bien, verás que antes que la piedra destile, la
gota se va formando poco a poco y cuando está hecha, cae; luego una gota nueva
concentra sus moléculas para caer también precisa y sin cesar… y no deja de
gotear ni de día ni de noche.
-¿Qué me quieres decir con ello, padre?
-Que constantemente hay que luchar para salir adelante en la
vida. Y si hay dificultades, perseverar.
-¿Y qué otra lección encierra la Piedra que Destila?
-Que el conocimiento se va adquiriendo a través del tiempo,
que no aparece en nuestra mente de un momento a otro, sino que, como la fuente,
se va formando gota a gota.
-¿Y hay algo más que aprender, padre, de la Piedra que
Destila?
-Si observas bien, hijo, la Piedra que Destila ha formado un
manantial al que acuden ansiosos hombres y animales.
-Sí, lo he observado, padre.
-Pues bien, si toda piedra que gotea forma un manantial de
vida, de igual manera todo hombre se asemeja a la Piedra que Destila, formará
un manantial de trabajo, de ideas, de conocimientos, de espiritualidad, al que
muchos seres irán a beber haciendo espléndida la vida y alegrando el concierto
armonioso del universo.
-Gracias, padre, nunca olvidaré esta lección.
-Recuerda, hijo, que la naturaleza es sapientísima y si
observamos con detenimiento nos ofrecerá lecciones magistrales.