domingo, 29 de octubre de 2017

FÁBULA EL CUERVO LLORA DE EMOCIÓN (FÁBULA DE LA GOTA DE AGUA EN LA ROCA)


 EL CUERVO LLORA DE EMOCIÓN (*)




Una Loba está llorando

porque han matado a sus lobeznos;
las Hienas están culpando
a un par de Corderitos tiernos.

El Cuervo, que lo ve todo,
reflexiona sobre la vida entera:
“El dolor, de cualquier modo,
le llega hasta la bestia más fiera”.

La Loba clama venganza
y llama de inmediato a su manada;
y la furia, sin tardanza,
del manso rebaño no deja nada.

El Cuervo, testigo oculto,
medita en las segadas vidas:
“¿Por qué el rebaño, que es justo,
debe pagar por genocidas?”.

Muertas de risa las Hienas
rebuscan entre los despojos;
brillan de furia sus ojos,
desgarrándose las venas.

“Yo, que soy Cuervo, me espanto
de semejante vileza.
¿Por qué la naturaleza
permite tanto quebranto?”.

Del rebaño de Corderos
los Lobos dejaron minucias;
por eso las Hienas sucias
siguen peleando en los senderos.

De pronto comienza el estruendo
y toda la tierra se estremece;
la manada de Hienas enmudece
y ensangrentada va cayendo.

Los cazadores pasan revista
y van rematando a las heridas,
haciendo escarnio de toda vista,
y cuentan número, no las vidas.

El Cuervo, siempre omnipresente,
se asusta de tanta ruindad:
“¿Cómo un ser tan inteligente
tenga tanta inhumanidad?”.

Cuando se fueron los asesinos
llegaron hombres de blancas batas,
y al ver las Hienas en los caminos,
muertas, desangradas como ratas,
se echan las manos a la cabeza,
las examinan una por una,
poniendo minuciosa destreza
para tratar de salvar alguna.

Del silencio uno grita: “¡Hay vida!”.
Se trata de una Hiena moribunda,
preñada y con los dolores del parto.
Se centran en la no vencida,
de vagina cálida y fecunda,
que ha resistido por su cría tanto.
De pronto hay un gran alborozo
por esa recién nacida alumbrada,
y la vida de la madre apagada
en su último aliento fogoso.

El Cuervo ha volado sin ser visto
al lugar de los acontecimientos,
y al mirar al nuevo ser tan listo,
el milagro nubla sus pensamientos.

El Cuervo se emociona tanto,
que ha quedado sin los vocablos eternos;
del corazón le brota el llanto
y lágrimas de sus ojos sempiternos.


Alcalá de Henares, otoño de 2017.


(*) Del libro : La Gota de Agua en la Roca.


(**) Ilustraciones de Martín Vite Bautista.






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