A mi entrañable amigo Antonito.
Cumplía con sus faenas diarias y, al terminar el trabajo, se ponía a reflexionar sobre aquellas grandes incógnitas. Pero cuando intentaba profundizar en tales inmensidades… se quedaba dormido.
El hombre pensador acudió entonces a consultar a un sabio para entender lo que le ocurría. El sabio, comprensivo, le dijo:
—Te felicito, hermano, porque ocupas tu mente en descifrar tan altas interrogantes. Lo que haces es meritorio. Sigue adelante con esa práctica de sabios. Por ahora, dedica tus pensamientos y estudios a problemas concretos de la vida; poco a poco entrenarás tu mente para pensar en cosas más complejas.
Y lo persuadió con este consejo:
(Del libro La Gota de Agua en la Roca.)*
Alcalá de Henares, primavera de 2018.
NMS


13:55
nicolas masias

