jueves, 22 de noviembre de 2018

II DIÁLOGO: EL BURRO Y EL MONO



DIÁLOGO: EL BURRO Y EL MONO (*)

II





DIÁLOGO EL BURRO Y EL MONO (II)

Para mi gran amigo Francisco Carrillo

Habla el Mono emocionado:
—Amigo, estoy admirado
de su claro entendimiento;
estaba mal informado,
con un falso pensamiento.

—Pues nos persigue ese estigma
por todo este mundo ingrato;
pero no es ningún enigma,
el culpable es un Pilato.

—Quisiera que me dé luces,
amigo, sobre este tema,
mientras suave me conduces
y me aclaras el dilema.

—Es muy sencillo el problema:
el hombre, para avanzar,
necesitaba la fuerza.
El toro entró al sistema,
igualmente el caballar,
y el burro, si se esfuerza.

El toro, por su gran peso,
fue destinado al arado,
bárbaramente explotado
hasta quedar hecho hueso.

El caballo, que es potencia,
le sirve como transporte
y como arma de guerra;
el bello, con su eficiencia,
quizá es el que más soporte
la crueldad sobre esta tierra.

El burro, menos dotado
que estos potentes hermanos,
fue destinado a la carga
y duramente azotado
en una vida muy larga
y al fin, pasto de gusanos.

—No me gusta la tristeza,
me gusta a mí la alegría:
reír y pasear como alteza,
bailando con melodía.

—La vida no es un solaz
que todo el tiempo nos dura;
hasta el ser más perspicaz
tropieza en la sepultura.

—Me haces pensar como un santo;
lo que no logro entender
es por qué te azotan tanto
si cumples con tu deber
y sirves al adelanto.

—Todo tiene explicación
en este asunto que valoro:
al querernos comparar
con el caballo y el toro,
de éste su fuerza al tirar
y del caballo trotón
su velocidad que añoro.

Mas no tengo esos dones
que me quieren imponer;
por eso las sinrazones
que siempre son de temer.

Me ponen peso pesado,
como si yo fuera un toro,
y que corra tan veloz
como un corcel desbocado;
esta injusticia deploro,
por ser malvada y atroz.

—Voy entendiendo, mi amigo,
el porqué de ese maltrato;
es como si aquí en el monte
trajeran al gorila ñato
a medir fuerzas conmigo
como si fuese un bisonte.

O me pongan a correr
con una veloz gacela;
me la pasaría en vela,
sin jamás poderla ver.

—Muy buena la semejanza
con que ilustras el conflicto;
eso me da la confianza
de que eres un Mono estricto.

—Yo seré muy juguetón
y también irresponsable,
pero distingo al matón
y todo lo condenable.

—Desde el oscuro rincón
asecha espíritu malo (**),
para hincar el corazón
del bondadoso Chilalo (***).

En la maldad de este globo,
porque el burro no es ligero,
con las cargas en su lomo
le dicen lerdo y embustero.

Si no tiene fuerza como
un gigantesco algarrobo,
le dicen inepto y bobo.

Y con esa sinrazón
justifican el chicote,
los palazos, el azote
y toda flagelación.

¿Y qué nos queda, hermanito,
en este mundo atroz?
¡El luchar por nuestra vida!
¡Rechazamos lo inaudito:
no podemos ir veloz
ni hacer fuerza indebida,
así el demonio maldito
sea como un lobo feroz!

¡Por eso la rebeldía,
como una candente brasa,
enarbola nuestra raza
por tanta carnicería!

—¡Hermano, me has conmovido!
Yo también levanto el brazo
contra el injusto poder;
aunque yo soy divertido,
todo maltrato rechazo,
¡y jamás puedo ceder!

—Me alegra que estés conmigo,
aunados en el deber,
como agua clara al beber,
¡contra cualquier enemigo!



Fin del capítulo II


Continuará

Notas

(*) Cuadernos de NMS: Diálogos.

(**) Asechar: poner o armar asechanza (RAE).
Acechar: observar o aguardar cautelosamente con algún propósito (RAE).
Por tener el mismo origen etimológico, ambas formas han coexistido. Hoy, “acechar” se usa para vigilar, mientras que “asechar” conserva la idea de trampa o engaño. Por ello, el “espíritu malo asecha”, como se emplea aquí.

(***) Chilalo u hornero del Pacífico (Furnarius cinnamomeus): ave típica de los bosques secos ecuatoriales del Perú y Ecuador, de unos 18 cm. Su color canela cubre la mayor parte del cuerpo; su parte inferior es blanca y tiene ojos amarillos. Construye fuertes nidos de barro (olleros). En el norte del Perú es un pájaro mítico que inspira el arte de la alfarería y pronostica el Fenómeno El Niño.

(****) Ilustración de Martín Vite Bautista.




Alcalá de Henares, otoño de 2018.


NMS


                                                    

jueves, 8 de noviembre de 2018

DIÁLOGO: EL BURRO Y EL MONO






DIÁLOGO

EL BURRO Y EL MONO 



PRIMERA PARTE






                    Para mi querido sobrino, el doctor Salvador Masías Atarama,

por su buena ciencia y su buen trato con la gente.




Estaba en la selva el Burro

cuando se le acercó el Mono:


—Amigo quiero montar

a tu voluntad recurro

llévame en tu recio trono

como un rey a festejar

y te doy unas bananas

de las que están más cercanas.


—Ya que te quieres pasear

para hacer puras monadas

y de tu ingenio alardear

haciendo dar carcajadas

pues me pagas con granadas. 


—¡Trato hecho, querido amigo,

te buscaré las mejores,

sé que hacen bien para amar!

¿Pero qué pasa contigo

es que sufres mal de amores

y no me quieres contar?

¡No, en eso tú eres campeón,

no creo que por mis temores

te hayan roto el corazón!


—No me gusta tu estribillo

siendo de baja calaña

es como un sucio gatillo

que dispara la cizaña.

Yo sé guardar mi reserva

en el tema que es privado

tú consigue ese bocado

si lo dicho se conserva.


—No está en mi ánimo ofenderte

eres un burro sensato,

y ahora conforme al trato

me monto en tu lomo fuerte.


—La fruta me das primero

no sea que en la alegría

y en medio del aguacero

bien paseado todo el día

te pongas de ánimo fiero.


—Mi conducta no es astuta

por eso voy por la fruta

espérame aquí un momento

que te traigo el alimento.


—Me encanta tu proceder

así marchan los amigos

no actuando como enemigos

sino con buen entender.


   El Mono cual lagartija

trepa y trae con premura

la fruta madura y roja.

El Burro se regocija

con la miel de su dulzura

que ha su paladar le antoja.


—Amigo a cabalgar

sostente bien de mis crines,

que hasta el hombre en su pensar

los usa para esos fines.


—¡Por Dios santo es una gloria

pasearse de esta manera

ni un mono en toda su historia

ha puesto así su bandera!


—¡Mono, amigo, con prudencia

es mejor la sencillez

que así se imparte docencia

contra tanta insensatez!


—Andar sentado en tu lomo

es lo que me sobrepasa

sentirse como un Rey Momo 

glorificado en la masa.




               

—Al cielo se glorifica
por su poder infinito;
¿un mortal qué significa
siendo un ser tan pequeñito?

—¡Ves! Todo el mundo me admira,
hasta el malo del gorila,
que le parece mentira
que cabalgue como Atila.

—Amigo, es una ilusión
lo que durará el paseo;
éste es tan solo un recreo,
luego vas a tu función.

—De esta manera quisiera
yo vivir toda la vida;
te pago con la comida
si me sirves de primera.

—¡Yo soy Burro en libertad,
no me interesa tu oferta!
Ser libre es mi gran deidad,
¡por mi madre que está muerta!

—No he querido someterte,
solo un trabajo decente;
me sirves como valiente
y puedes entretenerte.

—Esa es esclavitud pura,
el que monta es un tirano,
haciendo la vida dura
con un trato inhumano.

—Seré alma considerada,
te daré doble ración,
por la noche tu escapada
con tu burra de ocasión.

—Amigo, no has entendido,
no altere usted mi paciencia,
que hasta un santo bendecido
estalla con la imprudencia.

—Amigo Burro, disculpe,
ya comprendí su postura;
es piedra que no se esculpe,
y presionarlo es locura.

—Me alegra que me comprenda,
podemos seguir charlando,
mientras usted va paseando,
yo libre de toda rienda,
en la selva caminando…

Fin de la primera parte.


Continuará.



Alcalá de Henares, otoño de 2018


NMS

Cuadernos de NMS: Diálogos.

 Ilustración de Martín Vite Bautista



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