En la mina Las Bambas, que afecta a más de cincuenta comunidades nativas en el corredor Apurímac–Cusco–Arequipa, se repiten —multiplicados— los mismos elementos que arrasaron Cerro de Pasco. Las empresas transnacionales Suiza Xstrata Copper (2004–2014) y China MMG Limited (2014–…), con capitales en paraísos fiscales como Islas Caimán, han evadido impuestos y no pagan impuesto a la renta ni canon minero; recién lo harán a partir de 2021. Corrupción global a la que se suma la corrupción nacional.
Desde el inicio del proyecto, en 2004, tanto los gobiernos como las compañías transnacionales aplicaron una política agresiva de hechos consumados. No informaron a las comunidades, luego las presionaron para aceptar el proyecto.
Cuando se organizaron para defenderse, respondieron con represión, amenazas y prebendas. “Si no aceptan, allí está la cárcel o la muerte”, les dijeron. En vez de proteger a las comunidades, como exige el artículo 44 de la Constitución del Perú y el Convenio 169 de la OIT, los gobiernos protegieron a las mineras enviando policías y militares, declarando estados de emergencia sucesivos, reprimiendo y matando a inocentes defensores de sus tierras. Debemos estar alertas para levantar un clamor nacional e internacional contra esta violencia.
Se dice que la minera MMG China es moderna y de última generación. Pero los especialistas han demostrado que ninguna técnica extractiva evita la contaminación. Las Bambas extrae el cobre a cielo abierto, lo que significa que los desechos químicos contaminan suelos y aguas superficiales y profundas; los gases tóxicos ascienden a la atmósfera; y el ecosistema queda gravemente alterado. Esto provoca pérdida de tierras de cultivo, desaparición de la ganadería y de la artesanía, enfermedades por metales pesados —que matan, sobre todo, a los niños—, desplazamiento y destrucción de las comunidades. La modernidad solo ha acelerado la sobreexplotación y, con ello, la devastación.
El bloqueo de la carretera por parte de la comunidad de Fuerabamba, para impedir el transporte del mineral hacia el puerto de Matarani (Arequipa), está plenamente justificado: la empresa construyó la vía sin autorización comunal, sobre tierras de cultivo. Aunque el problema central es la contaminación y destrucción de la vida, el bloqueo constituye una justa reivindicación. Las autoridades, sin embargo, han criminalizado la protesta, encarcelando a dirigentes y asesores legales que defienden derechos humanos.
Por ahora, la minera Las Bambas —respaldada por la corrupción nacional y por medios de comunicación serviles al gran capital— seguirá extrayendo mineral, contaminando y destruyendo. Pero llegará el momento en que las comunidades nativas se levanten, para no convertirse en otro Cerro de Pasco. Lucharán con inteligencia y conciencia, como lo han hecho las comunidades de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc (Jujuy, Argentina), declaradas en alerta bajo la consigna: “No al litio, sí al agua y a la vida”. Como lo hizo Tambogrande (Piura, Perú), que en la consulta popular de junio de 2002 rechazó el proyecto minero con un 94% de votos. Y como siguen luchando nuestros hermanos amazónicos, ofreciendo sus vidas para defender el pulmón del planeta.
La resistencia de las comunidades indígenas y de los pueblos del mundo forma parte de la resistencia general en esta época oscura del Antropoceno (el hombre que con conciencia destruye a la naturaleza).
¡Por la defensa de las comunidades indígenas y de la Madre Naturaleza!
Alcalá de Henares, primavera de 2019.
NMS
Ilustraciones de Martín Vite Bautista.


17:00
nicolas masias


0 comentarios:
Publicar un comentario