viernes, 5 de abril de 2019

LA RESISTENCIA DE LAS COMUNIDADES ANDINAS CONTRA LA EMPRESA MINERA CHINA MMG LAS BAMBAS



REFLEXIONES SOBRE EL CONFLICTO ENTRE LAS 

COMUNIDADES INDÍGENAS Y LA MINERA LAS BAMBAS




A mis aguerridos hermanos comuneros de los Andes.

Dicen que es progreso explotar una mina en el corazón de las comunidades andinas, o en la selva amazónica, o en África, para que estos pueblos salgan del subdesarrollo. ¿Será verdad?

En el Perú tenemos un ejemplo monumental de los efectos negativos de la minería: Cerro de Pasco. Después de siglos de explotación, ¿qué progreso real se observa allí? Alta contaminación ambiental, muerte de ríos como el Tingo y de lagunas como la Quiulacocha, donde ya no existe vida; niveles alarmantes de plomo en la sangre de miles de niños y comuneros; destrucción del tejido comunitario y aumento de la pobreza y la miseria. Mientras tanto, la gran burguesía extranjera monopólica y los sectores corruptos de los sucesivos gobiernos peruanos han obtenido fabulosas ganancias. Esa es la realidad.

En la mina Las Bambas, que afecta a más de cincuenta comunidades nativas en el corredor Apurímac–Cusco–Arequipa, se repiten —multiplicados— los mismos elementos que arrasaron Cerro de Pasco. Las empresas transnacionales Suiza Xstrata Copper (2004–2014) y China MMG Limited (2014–…), con capitales en paraísos fiscales como Islas Caimán, han evadido impuestos y no pagan impuesto a la renta ni canon minero; recién lo harán a partir de 2021. Corrupción global a la que se suma la corrupción nacional.

Desde el inicio del proyecto, en 2004, tanto los gobiernos como las compañías transnacionales aplicaron una política agresiva de hechos consumados. No informaron a las comunidades, luego las presionaron para aceptar el proyecto.

Cuando se organizaron para defenderse, respondieron con represión, amenazas y prebendas. “Si no aceptan, allí está la cárcel o la muerte”, les dijeron. En vez de proteger a las comunidades, como exige el artículo 44 de la Constitución del Perú y el Convenio 169 de la OIT, los gobiernos protegieron a las mineras enviando policías y militares, declarando estados de emergencia sucesivos, reprimiendo y matando a inocentes defensores de sus tierras. Debemos estar alertas para levantar un clamor nacional e internacional contra esta violencia.

Se dice que la minera MMG China es moderna y de última generación. Pero los especialistas han demostrado que ninguna técnica extractiva evita la contaminación. Las Bambas extrae el cobre a cielo abierto, lo que significa que los desechos químicos contaminan suelos y aguas superficiales y profundas; los gases tóxicos ascienden a la atmósfera; y el ecosistema queda gravemente alterado. Esto provoca pérdida de tierras de cultivo, desaparición de la ganadería y de la artesanía, enfermedades por metales pesados —que matan, sobre todo, a los niños—, desplazamiento y destrucción de las comunidades. La modernidad solo ha acelerado la sobreexplotación y, con ello, la devastación.




 El traslado del mineral —sea por mineroducto o por camiones— también resulta contaminante. Ambos métodos son dañosos; no existe un “mal menor”. Es otro engaño dirigido a las comunidades.

El bloqueo de la carretera por parte de la comunidad de Fuerabamba, para impedir el transporte del mineral hacia el puerto de Matarani (Arequipa), está plenamente justificado: la empresa construyó la vía sin autorización comunal, sobre tierras de cultivo. Aunque el problema central es la contaminación y destrucción de la vida, el bloqueo constituye una justa reivindicación. Las autoridades, sin embargo, han criminalizado la protesta, encarcelando a dirigentes y asesores legales que defienden derechos humanos.

Por ahora, la minera Las Bambas —respaldada por la corrupción nacional y por medios de comunicación serviles al gran capital— seguirá extrayendo mineral, contaminando y destruyendo. Pero llegará el momento en que las comunidades nativas se levanten, para no convertirse en otro Cerro de Pasco. Lucharán con inteligencia y conciencia, como lo han hecho las comunidades de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc (Jujuy, Argentina), declaradas en alerta bajo la consigna: “No al litio, sí al agua y a la vida”. Como lo hizo Tambogrande (Piura, Perú), que en la consulta popular de junio de 2002 rechazó el proyecto minero con un 94% de votos. Y como siguen luchando nuestros hermanos amazónicos, ofreciendo sus vidas para defender el pulmón del planeta.

La resistencia de las comunidades indígenas y de los pueblos del mundo forma parte de la resistencia general en esta  época oscura del Antropoceno (el hombre que con conciencia destruye a la naturaleza). 

 ¡Por la defensa de las comunidades indígenas y de la Madre Naturaleza!


Alcalá de Henares, primavera de 2019.


NMS

Ilustraciones de Martín Vite Bautista.



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