EL
RÍO Y EL SALTAMONTES
(FÁBULA)
PRÓLOGO (PROMITIO)
Cuando en mayo de 2011 la juventud española llenó de campamentos las plazas clamando justicia social, concebí este Movimiento como un Río cristalino impetuoso de transformación; sin embargo, a las voces retrógradas, que se oponían al cambio, las vi como un viejo saltamontes que pretende detener la marcha de la historia. Con estas dos imágenes hice la presente fábula.
Cuando llegó el Río
rebosante de fuerza y hermosura removiendo toda la podredumbre de su cauce,
salieron hombres, mujeres, niños y pájaros para aclamarlo por su bondad. Solo
un viejo Saltamontes que se arrastraba a duras penas para no ser arrollado por
la corriente se opuso con un grito que se ahogó en su garganta: “¡Detente río,
detente río!”. El Río impetuoso siguió su marcha incontenible hacia la mar
dando vida y esplendor. El Saltamontes histérico dando pataletas por la orilla
repitiendo la misma cantaleta, que solo él se escuchaba: “¡Detente río, detente
río!”. El Río fue creciendo, creciendo hasta convertirse en majestuoso y el
Saltamontes agotado, senil, con sus ojos desorbitados se quedó desfallecido.
Una generosa mariposa le salvó la vida, y luego le dio una reprimenda por su
necedad.
¡
Ninguna fuerza oscura
puede detener la marcha
todopoderosa de lo nuevo,
de
lo bueno, de lo justo
y de lo maravilloso !
Alcalá de Henares, primavera
de 2011.
Fabulario de NMS.
Ilustración de Martín Vite Bautista.
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