sábado, 28 de julio de 2018

RETRATOS LITERARIOS



MI AMIGO "EL BARBAS" (*)






                             

MI AMIGO “EL BARBAS”

A mis amigos amantes de los animales: Nataly, Said, Andrea, Darío, Paul, Domi, Ana, Pili, Carlos, Fernando.


Mi amigo “El Barbas” es un perro enorme, de color azabache, con un pelaje abundante. Unos mechones le caen sobre los ojos, como cerquillos de mujer, por lo que debe mover la cabeza para poder ver. Sus barbas espesas rodean su hocico, y sus patas, semejantes a las de una pantera, están cubiertas de tupido pelo. Está esquelético: su dueño lo abandonó en la Residencia Canina del Cerro de los Ángeles, en Madrid.

El propietario de la perrera ha ordenado que a los perros abandonados se les dé solo media ración de comida. Por eso “El Barbas” está tan flaco.

La primera vez que fui a darle de comer salió a recibirme en su jaula. Me miró pensativo con sus grandes ojos marrones que asomaban entre el cerquillo ondulado. Luego se puso alegre, movió la cola y miró su plato vacío, que yo estaba lavando. Tenía mucha hambre. Infringí la orden del jefe y llené su bandeja de comida. Le serví agua en otro recipiente y me quedé observándolo. Por momentos dejaba de comer para regalarme una mirada llena de gratitud. Al terminar, le volví a llenar el plato, ante su expresión de asombro.

Pasaron las semanas y “El Barbas” fue recuperando peso. Su pelo y sus barbas se tornaron sedosos, y sus ojos brillaban de contento. Cuando no estaba el jefe, lo sacaba a pasear por los jardines de la Residencia: parecía un niño corriendo, yendo y viniendo, haciéndome halagos, como un ser renacido.

Cuando con mi compañero descansábamos para comer o terminábamos la jornada, nos íbamos a nuestra habitación en la Residencia. “El Barbas”, a unos cincuenta metros, pegado a la alambrada de su jaula, no dejaba de mirarme. Hiciera calor o frío, lloviera o nevara, él estaba allí, esperándome. No se iba a dormir hasta que yo, con cariño, le dijera que se acostara en su cama de madera. Entonces, manso, obedecía.
—“Se te ha enamorado ‘El Barbas’”—decía en broma mi compañero. Pero aquella actitud de mi amigo canino daba mucho que pensar.

Con la llegada de la primavera, los jardines de la Residencia resplandecieron: los geranios, las rosas, los claveles abrieron sus pétalos al sol, embriagándonos con su colorido y su fragancia. “El Barbas” era tan feliz correteando por las tardes conmigo... A veces venía hacia mí, se paraba apoyando delicadamente sus patas en mi pecho y me besaba con suavidad el rostro y el cuello, mientras yo acariciaba su hermoso pelaje brillante.

Hicimos buenas migas en el infortunio: él, que no tenía dueño y estaba abandonado, hecho una piltrafa; y yo, inmigrante recién llegado, tan lejos de mi tierra, inmensamente solo y adolorido.

Cerro de los Ángeles, Madrid, verano de 1999.

Alcalá de Henares, verano de 2018.


NMS.

(*) Cuadernos de NMS: Retratos Literarios.
(**) Ilustración de Martín Vite Bautista.

           

sábado, 21 de julio de 2018

PENSAMIENTOS PARA MEDITAR

PENSAMIENTOS PARA MEDITAR (*)






En homenaje al libro

de todos los formatos
pasados, presentes y futuros.

Un libro inédito
es tesoro escondido
en tumba yerta,
pues no pasa de ser
letra muerta.

Hay que darle trabajo
a todos los dedos
y, si fuera posible,
a todas las neuronas.

El mar no solamente
es ancho y azul,
sino, fundamentalmente,
profundo.

Porque el amor es mágico,
trasciende más allá del tiempo
y la distancia.

Hay que tomar
el alma de la naturaleza,
de las cosas,
para desentrañar su esencia.

El tiempo
es un manantial de oro
que teje pacientemente,
y con supremo arte,
su infinita cadena.

Lo que dice
y hace un padre
dice más a su hijo
que a los demás.

Cuidado con las prisas,
que han convertido
los sueños
en cenizas.

Todo vicio del hombre,
más temprano que tarde,
cobra su caro precio.

El escritor que piensa
mucho para escribir,
es posible que escriba poco
y haga pensar mucho.

Un pueblo dividido
es pasto maduro
para cualquier bandido.

Cuando me siento cansado
de tanto trabajar,
me duermo en los brazos
de una diosa.

La duda
siempre ha sido,
y lo seguirá siendo,
la fiel compañera
del hombre.

No hay victorias
ni derrotas definitivas:
todas son relativas.

Nadie tiene derecho
a contaminar el ambiente,
pero sí el deber moral
de preservarlo sano.

A pesar de la precariedad
en la vida del pueblo,
hay grandeza del alma
y alta solidaridad.

Quien en su trabajo
actúa con aplomo
y conocimiento,
nunca se desespera
ni le falta el aliento.

El cálculo ha contado
los elementos de la vida
desde su origen.

El diálogo entre el cerebro
y las manos
es el diálogo que más frutos
ha cosechado
desde nuestros remotos
antepasados.

Todo lo que es bueno
para el arte,
es bueno para el hombre
y para la humanidad.

Es necesario,
de cuando en cuando,
que nos arrulle
la sagrada música
del silencio.

En el árbol,
al ritmo del viento,
las hojas, las flores
y los pájaros
danzan y cantan
una melodía
al universo.



Nota: Con las reflexiones sobre el libro se iniciaron las publicaciones de mis Pensamientos; con estas mismas abrí mi primer libro Pensamientos para Meditar (1974) ***, y comencé mi andadura en el maravilloso universo de la literatura.

Alcalá de Henares, verano de 2018.

NMS

() PENSAMIENTOS PARA MEDITAR.
() Ilustración de Martín Vite Bautista.
() Ver en mi Blog de Literatura cincuenta pensamientos del mencionado libro.

             

viernes, 6 de julio de 2018

R I M A S




  
 

R I M A S

A mis queridos amigos y familiares, por nuestro feliz reencuentro.

La burbuja resplandece
llena de aire, de agua y vida;
pero jamás, nunca perece
en el océano perdida.

Una flor en primavera
es pura luz y color;
pero ella jamás se entera
de su invierno de dolor.

Un feliz pez del arroyo,
en el agua cristalina,
va sin saber del escollo
del ser que lo contamina.

Una tortuga cansina,
mansa, en su caparazón,
y una manada asesina
le destroza el corazón.

Pajarillos en su nido
se turnan con sus polluelos;
sí, entienden de su sentido,
del porqué de sus desvelos.

Sin fuerzas un viejo león
para seguir en su trono
debe matar al dragón
o huir como cobarde mono.

El hombre en su entendimiento
actúa como una fiera,
ahogando todo el aliento
del esclavo al que lacera.

El hombre inocente y bueno
va perdido en este mundo,
tragando tanto veneno
del monstruo más iracundo.

El demonio que es muy viejo
lo ampara la oscuridad;
pero el Bien no es un espejo,
sino la luz de verdad.

La Madre Naturaleza
gira y gira, malherida,
luchando por fortaleza
para un puerco matricida.

Quizá lo haga por el manso,
que le cura las heridas,
en la paz de su remanso,
para salvar muchas vidas.

Por el amor de la Madre
y su gran sabiduría,
no permite ni un desmadre
y aún mantiene la armonía.

—¿Qué es para la Madre Grande
el tiempo de la humanidad?
—¡Un suspiro que se blande
en la infinita eternidad!

La piedra que en su memoria,
como archivo de la tierra,
guarda celosa la historia
desde el fuego en plena guerra.

—¿Cómo fue que se hizo arena
si era roca al rojo vivo?
—¡Con su infinita cadena
del tiempo superlativo!

¿Por qué el destino del hombre
podrá ser al de la roca,
si ella es inerte, sin nombre,
y él su mundo lo trastoca?

Es verdad que es diferente,
con su inteligencia innata,
hizo un mundo prepotente
que a su semejante mata.

Todo por la bolsa de oro,
cometiendo horrenda bajeza,
para aumentar su tesoro,
hiriendo a la Naturaleza.

Para al final de sus días
de ignominia, de indecencia,
de agravios y tiranías,
cumplir la justa sentencia:

¡Serás polvo en el universo,
en camino a las estrellas,
en un paraíso tan diverso,
fulgurante de centellas!


(De los cuadernos “RIMAS”, de NMS)

 Ilustración: Martín Vite Bautista

 Alcalá de Henares, verano de 2018.

 NMS


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